MANAGEMENT EMPRESARIAL

El principal enemigo de la productividad, según Steve Jobs

Steve Jobs y su visión sobre la productividad: el enemigo de las reuniones tradicionales

Steve Jobs, cofundador de Apple, fue un líder que desafió las convenciones. En su carrera, revolucionó la tecnología con productos como el iPhone y el iPad, pero también transformó la forma en que las empresas gestionan su productividad. Jobs era un firme crítico de las reuniones tradicionales, a las que consideraba una de las «peores cosas» dentro de las empresas modernas.

En palabras del propio Jobs. “Las reuniones son una de las peores cosas que existen en la empresa actual. Las reuniones interrumpen el trabajo, rompen el impulso, matan la creatividad. Y son horas y horas de tiempo desperdiciado.”

Su postura no era una crítica superficial, sino una reflexión profunda sobre cómo las reuniones afectan el flujo de trabajo y la creatividad de los empleados. Jobs entendía que las reuniones, lejos de fomentar la productividad, cortaban el «impulso» necesario para generar innovación. Para él, el tiempo de los empleados era un recurso limitado y cada minuto que se perdía en una reunión interminable era tiempo que no se dedicaba a la creación de algo nuevo. Las reuniones largas y mal estructuradas se convertían en «conversaciones improductivas» que desviaban la atención de lo realmente importante.

Para contrarrestar esta tendencia, Jobs implementó medidas como los “días sin reuniones” en Apple, los jueves dedicados a trabajos individuales sin interrupciones. Según él, estos días representaban un «respiro» dentro de la rutina, un espacio para ser creativo sin la presión constante de las reuniones. Además, Jobs promovía reuniones pequeñas, con no más de tres a cinco personas, lo que aseguraba que las conversaciones fueran directas, ágiles y eficaces. “El encuentro debe ser breve y no analizar puntos que no sean claves”, decía Jobs, defendiendo reuniones de no más de 30 minutos.

Su enfoque de liderazgo también se reflejaba en la estructura de los equipos de trabajo en Apple. Jobs prefería grupos pequeños para tomar decisiones rápidas y mantener un enfoque claro en los objetivos. En lugar de acumular personal, apostaba por la eficiencia: “Cuantos menos miembros tenga un grupo, mejor será su capacidad de tomar decisiones rápidas”. Jobs comprendía que un grupo pequeño y bien enfocado es la clave para mantener la calidad y la innovación.

De esta forma, Jobs no solo reformuló la forma en que Apple operaba, sino que ofreció una lección universal sobre la importancia de la eficiencia, la creatividad y la simplicidad en el mundo empresarial.

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