Coyuntura

El sabor de la resiliencia: el emprendedor que convirtió el queso en símbolo de integración en Bolivia

En una pequeña fábrica en Santa Cruz, Bolivia, el aroma de queso fresco se convierte en símbolo de esperanza y perseverancia. Detrás de este emprendimiento está Guillermo Heberger, un migrante venezolano que ha sabido transformar las dificultades en oportunidades a través de la producción artesanal de queso parrillero. Su historia no solo habla de reinvención personal, sino también del poder transformador que tienen los migrantes cuando encuentran espacios para crecer y aportar.

Guillermo llegó a Bolivia en 2017, escapando de la crisis en Caracas. Como muchos migrantes, su viaje no solo implicó cambiar de país, sino también reconstruir su identidad y su futuro desde cero. En Santa Cruz encontró algo más que un nuevo hogar: encontró una comunidad donde sus habilidades podían florecer.

Estamos listos para integrarnos y aportar a la economía local desde el trabajo honesto.

Desde su llegada, se dedicó a perfeccionar la elaboración del queso parrillero, un producto tradicional de Venezuela que ha sabido adaptar a los gustos bolivianos sin perder su esencia. Hoy, su fábrica produce más de 1.500 unidades mensuales, abasteciendo a una clientela que no deja de crecer.

Este éxito no es casual. Su participación en la Fexpocruz 2024, una de las ferias comerciales más grandes de Sudamérica, marcó un antes y un después. Con el apoyo de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), Guillermo fue uno de los 23 emprendedores migrantes seleccionados para presentar sus productos en un escenario internacional. La visibilidad lograda en el evento no solo atrajo nuevos clientes, sino que también duplicó su volumen de producción.

Los migrantes no son una amenaza. Todos tenemos sueños y capacidades.

Lo más valioso de esta experiencia, sin embargo, ha sido el mensaje que transmite: los migrantes no llegan para competir, sino para construir. Como él mismo afirma: “Tenemos sueños, capacidades y mucho que aportar; somos capital humano valioso para las comunidades que nos acogen.”

La historia de Guillermo Heberger trasciende la narrativa del migrante que busca sobrevivir. Es la historia de alguien que elige aportar, crecer y construir un puente entre culturas a través del trabajo honesto. Su fábrica de quesos no es solo un negocio: es una muestra viva de cómo la integración puede generar desarrollo económico, cohesión social y enriquecimiento cultural.

Detrás de cada unidad de queso parrillero que Guillermo produce, hay una historia de adaptación, esfuerzo y profundo compromiso con su nueva tierra. Y quizás, ese sea el ingrediente secreto que hace de su producto algo verdaderamente único.

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