Tecnología

Meta acelera hacia la superinteligencia: inversiones históricas en IA y un ambicioso plan energético

Meta, la compañía liderada por Mark Zuckerberg, ha decidido apostar en grande por la inteligencia artificial con un objetivo claro: construir una superinteligencia capaz de superar las capacidades humanas en el ámbito cognitivo. Para lograrlo, el gigante tecnológico prevé destinar cientos de miles de millones de dólares a una infraestructura sin precedentes que incluye centros de datos de escala energética colosal.

Zuckerberg anunció que Meta está desarrollando redes informáticas de varios gigavatios, diseñadas específicamente para entrenar y alojar modelos de IA generativa, tecnologías que demandan un volumen masivo de chips avanzados y un consumo energético extraordinario.

El más reciente modelo de lenguaje de Meta, Llama 4, quedó por debajo de las expectativas.

El plan contempla dos proyectos emblemáticos:

  • Prometheus, que estará operativo en 2026.
  • Hyperion, concebido para alcanzar una capacidad de 5 gigavatios en los próximos años, lo que equivale al consumo eléctrico anual de entre 1 y 4 millones de hogares estadounidenses.

Este salto no es casual. Meta se encuentra en una carrera contrarreloj para cerrar la brecha con competidores como OpenAI y Google, líderes actuales del sector. La compañía busca posicionarse en la frontera de la IA general —también llamada superinteligencia—, un tipo de inteligencia artificial con la capacidad de realizar descubrimientos científicos e innovaciones tecnológicas sin intervención humana directa.

La estrategia de Meta no se limita a infraestructura. En junio, la empresa invirtió 14.000 millones de dólares para adquirir el 49% de Scale AI, compañía especializada en el procesamiento y preparación de datos para el entrenamiento de modelos de IA.

Paralelamente, la compañía ha iniciado una agresiva política de contratación: se ha reportado que ofreció bonos de más de 100 millones de dólares a empleados de OpenAI, junto con salarios anuales similares. Este movimiento atrajo al menos a siete profesionales clave de su competidor, además del propio CEO de Scale AI, Alexandr Wang, y miembros destacados de empresas rivales como Anthropic y Google.

No todo ha sido avance. El más reciente modelo de lenguaje de Meta, Llama 4, lanzado en abril, quedó por debajo de las expectativas, posicionándose detrás de otros modelos estadounidenses, chinos y franceses en la evaluación independiente de LMArena. Sorprendentemente, incluso fue superado por su predecesor, Llama 3, en tareas como la generación de código y el desempeño en interfaces de texto.

Estamos construyendo redes informáticas de varios gigavatios de potencia.

Este resultado deja claro que, aunque Meta invierte a gran escala, la batalla por la supremacía en inteligencia artificial no se define solo por capital y fichajes, sino también por la capacidad de convertir esas inversiones en resultados tangibles.

La ambición de Zuckerberg de construir una superinteligencia no solo busca transformar la posición de Meta en el mercado, sino también influir en el rumbo global de la IA. Si los planes de Prometheus y Hyperion se materializan, la compañía no solo competirá en el plano tecnológico, sino que también entrará de lleno en el debate energético y medioambiental que rodea a la expansión de esta tecnología.

Con inversiones que rivalizan con el presupuesto de países enteros y una estrategia que mezcla infraestructura masiva, adquisiciones estratégicas y fichajes de élite, Meta envía un mensaje claro: en la carrera hacia la superinteligencia, no piensa conformarse con ser un actor secundario.

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