Coyuntura

Economías globales en 2025: entre señales de recuperación y sombras de incertidumbre

El panorama económico internacional inicia la segunda mitad de 2025 con un aire de optimismo moderado. Según los últimos pronósticos de S&P Global, varias economías clave —entre ellas Estados Unidos, Canadá, la eurozona, Reino Unido y China continental— han registrado datos más sólidos de lo esperado en el segundo trimestre, lo que impulsó una revisión al alza de sus perspectivas de crecimiento. Sin embargo, esta aparente recuperación se ve acompañada de riesgos persistentes, particularmente derivados del proteccionismo y las tensiones comerciales.

Los indicadores de actividad reflejan un repunte: los índices PMI globales compuestos acumulan tres meses consecutivos al alza. Esta tendencia sugiere una recuperación en curso, aunque la evolución sigue siendo desigual. Mientras algunos sectores muestran dinamismo, la manufactura permanece rezagada, con expectativas contenidas respecto al crecimiento futuro. En otras palabras, el avance actual se percibe más como un respiro temporal que como una tendencia consolidada.

“Los aranceles más altos en EE.UU. obligaron a recortar las previsiones de crecimiento para India y Brasil.”

Un factor central en este escenario es la política comercial de Estados Unidos. Los aranceles más elevados han comenzado a modificar los flujos de comercio, afectando de forma directa a países emergentes como India y Brasil, cuyas proyecciones de crecimiento tuvieron que ser revisadas a la baja. Además, fenómenos como el frontrunning —empresas adelantando importaciones para esquivar subidas arancelarias— generan señales distorsionadas sobre la verdadera fortaleza de la demanda global.

S&P advierte que estos efectos se sentirán con mayor fuerza en la segunda mitad del año, cuando desaparezca el impulso artificial del frontrunning y se consolide el impacto de los nuevos impuestos al comercio.

El traslado de los aranceles a los precios ya se refleja en Estados Unidos. La inflación subyacente de bienes subió a 1,1% en julio, su nivel más alto en más de dos años. Empresas que antes absorbían costos mediante reducción de márgenes o uso de inventarios ahora los están trasladando a los consumidores.

Este repunte inflacionario obliga a los bancos centrales a actuar con cautela. En el caso de la Reserva Federal, S&P prevé la primera reducción de tasas en diciembre, aunque advierte que cualquier aceleración de la inflación podría retrasar ese ajuste. Para otras economías, el margen de maniobra dependerá de la fortaleza de sus divisas y del equilibrio entre crecimiento e inflación

“La inflación subyacente de bienes en EE.UU. subió a 1,1%, su nivel más alto desde 2023.”

El escenario proyectado por S&P puede resumirse en una paradoja: mientras los datos sugieren una mejora en el corto plazo, las nubes del proteccionismo y la incertidumbre comercial amenazan con frenar o incluso revertir los avances. De consolidarse estas tendencias, el año podría cerrar con un crecimiento global más desigual y menos robusto de lo anticipado inicialmente.

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