Coyuntura

El oro boliviano y su resguardo internacional: entre la liquidez y la controversia

Las reservas de oro de Bolivia han vuelto al centro del debate económico. Al cierre de agosto de 2025, el Banco Central de Bolivia (BCB) informó que el país mantiene 24,12 toneladas de oro fino en sus arcas, aunque la mayor parte no se encuentra en territorio nacional. El dato refleja tanto la estrategia de gestión financiera del Gobierno como las tensiones políticas que genera el manejo de un recurso considerado estratégico para la estabilidad económica.

De acuerdo con el informe oficial, el 91% de las reservas en oro —equivalentes a 21,85 toneladas— están depositadas en seis bancos internacionales de alto prestigio, mientras que solo 2,27 toneladas permanecen en bóvedas del BCB en La Paz.

“El 91% del oro boliviano, equivalente a 21,85 toneladas, está en bóvedas de bancos internacionales.”

La distribución revela una fuerte diversificación: UBS de Suiza (6,5 toneladas), Deutsche Bank de Alemania (6,0), Standard Chartered del Reino Unido (4,85), ICBC de China (3,0), Raiffeisen Schweiz de Suiza (0,92) y JPMorgan Chase de Estados Unidos (0,58). Esta colocación internacional permitió al país obtener 0,72 millones de dólares en intereses durante el segundo cuatrimestre de 2025.

Además, el BCB recurrió a operaciones financieras complementarias, como la conversión de 3,78 toneladas de oro en divisas líquidas y la ejecución de contratos a futuro por 5,4 toneladas, lo que aportó más de 995 millones de dólares en liquidez inmediata. Estas medidas, según la entidad, resultaron esenciales para sostener los compromisos de pago externo y dar oxígeno a las finanzas en un contexto de restricciones en la oferta de dólares dentro del país.

La gestión cumple con la Ley 1503 de 2023, que obliga a mantener un mínimo de 22 toneladas de reservas en oro, incluso si están en custodia fuera de Bolivia. No obstante, la estrategia no ha estado exenta de críticas. Economistas y sectores de la oposición cuestionan la alta dependencia de bancos extranjeros, argumentando que ello expone al país a riesgos de volatilidad financiera y debilita la soberanía patrimonial del Estado.

El Gobierno, en contraste, sostiene que la decisión es legal, transparente y necesaria. Para las autoridades, el uso de estas reservas refleja una administración responsable y adaptada a un entorno global adverso, en el que mantener liquidez se convierte en un requisito fundamental para proteger la estabilidad económica interna.

“Las operaciones con oro aportaron más de 995 millones de dólares en liquidez inmediata para el país.”

La ubicación del oro boliviano en bóvedas extranjeras y su conversión parcial en divisas abre un dilema entre seguridad patrimonial y necesidades de liquidez. Mientras la oposición alerta sobre una vulnerabilidad estratégica, el Gobierno defiende su papel como garante de estabilidad financiera. En cualquier escenario, el oro se confirma como un recurso clave no solo para la economía nacional, sino también para el debate político y social que acompaña al futuro de las reservas internacionales del país.

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