Cochabamba frente a su mayor desafío económico: informalidad, inflación y desaceleración

En el marco del aniversario 215 del departamento, Cochabamba enfrenta un momento decisivo para su futuro económico. Un informe de la Federación de Entidades Empresariales Privadas (FEPC) ha revelado un panorama alarmante: la región atraviesa una triple presión marcada por la desaceleración productiva, la inflación más alta en décadas y una informalidad laboral que golpea con fuerza al aparato empresarial.
Más que un diagnóstico, este informe se convierte en una alerta que pone sobre la mesa la urgencia de acciones conjuntas entre el Estado, el sector privado y la cooperación internacional para evitar que la economía departamental caiga en un estancamiento prolongado.
“El PIB de Cochabamba cayó del 4,43% en 2023 a apenas 0,44% en 2025.”
Los datos son contundentes. El Producto Interno Bruto (PIB) departamental se desaceleró bruscamente: del 4,43% en 2023 cayó a solo 0,44% en el primer semestre de 2025. Este retroceso se refleja también en el ingreso real per cápita, que ajustado al tipo de cambio informal alcanza apenas $us 1.453, uno de los más bajos del país.
A este deterioro se suma la inflación, que trepó al 24,28%, con un subíndice de alimentos que supera el 30%. Esta escalada no solo erosiona el poder adquisitivo de los hogares, sino que también reduce los márgenes de ganancia empresarial, afectando especialmente a sectores sensibles como la gastronomía. En la última década, más de un tercio de estos negocios cerraron, reflejo de un entorno que asfixia al emprendimiento formal.

El talón de Aquiles es, sin duda, la informalidad. El 84,27% de la población ocupada en áreas urbanas trabaja fuera del marco formal, lo que genera inestabilidad social y limita el acceso a seguridad social y financiamiento. Apenas el 15,73% accede a empleos formales, una cifra que muestra lo reducido del mercado laboral regulado en Cochabamba.
El déficit comercial también es una señal de alarma. Hasta julio de 2025, las exportaciones fueron insuficientes y concentradas en productos de bajo valor agregado, acumulando un déficit de $us 93,6 millones. Paralelamente, el turismo –uno de los sectores con mayor potencial para diversificar la economía– continúa rezagado. La región recibió solo 56.711 visitantes en el primer semestre del año, cifra muy inferior a la de Santa Cruz y La Paz, afectada por la débil conectividad aérea y la falta de promoción sostenida de sus atractivos.
“El aniversario 215 es la oportunidad para transformar vulnerabilidades en ventajas competitivas.”
Ante este panorama, la FEPC plantea una “concertación productiva”: un pacto entre Estado, empresas y cooperación internacional que busque transformar las vulnerabilidades en ventajas competitivas. La propuesta se articula en tres ejes: recuperar la estabilidad macroeconómica, impulsar encadenamientos productivos y transformar la institucionalidad.
El caso de Cochabamba es un reflejo de los retos que atraviesa Bolivia en su conjunto: inflación descontrolada, informalidad extendida y sectores productivos debilitados. Sin embargo, también es una oportunidad histórica.

El aniversario 215 del departamento no debería quedar en una celebración simbólica, sino en el inicio de un compromiso real para reposicionar a Cochabamba como un nodo estratégico en la economía nacional. Como señaló Juan Pablo Demeure, presidente de la FEPC, la clave está en generar un entorno que incentive la inversión y reduzca la incertidumbre.
La economía cochabambina tiene el talento, los recursos y el potencial para renacer. La pregunta es si los actores clave estarán dispuestos a trabajar juntos para transformar esta crisis en un nuevo comienzo.