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¿Por qué expertos en ciberseguridad recomiendan evitar Chrome en Android?

Google Chrome se ha convertido en el navegador móvil más utilizado a nivel mundial. Su velocidad, sincronización con cuentas de Google y facilidad de uso lo han hecho casi imprescindible en millones de dispositivos Android. Sin embargo, recientes investigaciones en ciberseguridad vuelven a encender las alarmas: Chrome es, al mismo tiempo, el navegador que más información personal recopila de sus usuarios.

Un estudio realizado por Surfshark, empresa especializada en privacidad digital y VPN, analizó el comportamiento de los navegadores móviles más populares en Estados Unidos y Europa, revelando resultados que ponen en entredicho el papel de Chrome como garante de la privacidad.

Según el análisis, Chrome recopila hasta 20 categorías distintas de información, desde datos de contacto, ubicación y diagnósticos, hasta historial de navegación, búsquedas e incluso información financiera. Este nivel de detalle lo convierte en el navegador con mayor apetito por los datos personales, superando ampliamente a sus competidores.

Junto con Safari, representa cerca del 90% de la cuota de mercado de navegadores móviles.

Un dato particularmente preocupante es que Chrome es el único navegador que accede a la agenda de contactos del dispositivo, lo que implica un mayor riesgo de exposición no solo para el usuario, sino también para su red personal. En comparación, otros navegadores como Bing —el segundo más intrusivo del estudio— recopilan hasta 12 tipos de datos, mientras que la mayoría apenas llega a seis.

Mientras Chrome se destaca por su nivel de recopilación de información, existen alternativas con un enfoque más comedido. Brave, por ejemplo, limita su recopilación a identificadores y datos de uso, mientras que DuckDuckGo y Firefox equilibran funcionalidad y privacidad al recoger únicamente información básica de contacto, diagnósticos y actividad mínima.

Por su parte, TOR Browser aparece como el extremo opuesto: no almacena absolutamente ningún dato del usuario, ya que su diseño se centra en proteger el anonimato y bloquear cualquier tipo de rastreo.

El informe de Surfshark también señala que un 30% de los navegadores estudiados utilizan la información recopilada para fines publicitarios de terceros. Chrome, Opera y Pi Browser destacan en este apartado, ya que permiten la inclusión de anuncios o comparten los datos con empresas externas.

Otro punto sensible es la geolocalización. Chrome, Safari y Opera recopilan información de ubicación aproximada, mientras que Bing llega a registrar datos de localización exactos, lo que incrementa las dudas sobre cómo se utilizan y protegen estos registros.

La polémica en torno a Chrome no radica únicamente en la magnitud de los datos que recopila, sino en su posición dominante en el mercado. Junto con Safari, representa cerca del 90% de la cuota de mercado de navegadores móviles. Esto significa que la mayoría de usuarios en el mundo, muchas veces sin saberlo, están expuestos a estas prácticas.

Chrome recopila hasta 20 categorías distintas de información, desde datos de contacto, ubicación y diagnósticos, hasta historial de navegación, búsquedas e incluso información financiera.

Para los investigadores, esta concentración limita las opciones de navegación verdaderamente privadas y coloca a millones de usuarios en una situación de vulnerabilidad digital.

El estudio de Surfshark refuerza una realidad que muchos expertos en ciberseguridad llevan tiempo señalando: cuanto más popular es un navegador, mayor es la tentación de explotar la información de quienes lo utilizan. Chrome, pese a su eficiencia y sincronización con los servicios de Google, se sitúa en el centro del debate sobre privacidad digital.

Para usuarios preocupados por proteger su información, navegadores como DuckDuckGo, Firefox o Brave representan alternativas viables, mientras que quienes buscan un nivel de anonimato absoluto pueden optar por TOR.

En un contexto donde la información personal se ha convertido en uno de los activos más valiosos, la elección del navegador ya no es solo una cuestión de comodidad, sino una decisión estratégica para cuidar la privacidad.

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