Importar en Bolivia: oportunidades reales y estrategias para emprendedores

La importación de productos se ha consolidado como una alternativa clave para los emprendedores bolivianos que buscan diversificar su oferta y generar nuevos ingresos. Aunque persisten mitos en torno a la complejidad de este proceso, expertos del sector logístico coinciden en que, con asesoría adecuada y formalización, el comercio exterior puede convertirse en un motor de crecimiento para pequeñas y medianas empresas.
Cristina Ballesteros, gerente general de DYC Group, señala que el principal error de muchos nuevos importadores es aventurarse sin conocimiento ni respaldo legal. “El mito de que importar es demasiado difícil no es cierto. El verdadero riesgo está en hacerlo sin asesoría y fuera del marco formal, porque puede significar la pérdida total del capital”, afirma. Ballesteros explica que cargas menores a 40 kilos pueden gestionarse a través de plataformas con convenios logísticos, como DHL o FedEx, mientras que volúmenes superiores a un metro cúbico o 500 kilos requieren registro formal y apoyo de agentes especializados.
El verdadero riesgo no está en importar, sino en hacerlo sin asesoría ni respaldo legal.
Los costos asociados a una operación de importación incluyen el valor del producto, seguro, flete, impuestos —como el IVA y los aranceles—, además de gastos por agenciamiento y transporte interno. Según especialistas, un contenedor completo desde China puede tardar entre 35 y 38 días en llegar al país, mientras que las cargas consolidadas, aunque más económicas, suelen extenderse a 60 o 70 días. Aspectos como negociar en condiciones FOB y conocer la partida arancelaria antes de cerrar un trato son pasos fundamentales para evitar sobrecostos y retrasos.
Para quienes desean iniciar con volúmenes reducidos, empresas como Genuino Importaciones impulsan modelos colaborativos, como los contenedores compartidos, donde varios clientes dividen el espacio de carga desde puertos como Shenzhen. Este sistema permite pagar únicamente por los metros cúbicos utilizados, reduciendo gastos de transporte, nacionalización y aduanas. “Gracias a este esquema, emprendedores y pequeños comercios acceden al comercio internacional sin necesidad de llenar un contenedor completo”, destaca la firma, que además anunció para noviembre el lanzamiento de una aplicación que permitirá seguir el proceso en tiempo real, ver evidencias de carga y acumular puntos mediante su sistema Gentokens.
Con planificación y profesionalización, la importación deja de ser incierta y se convierte en una herramienta para dinamizar la economía boliviana.
Los productos más demandados en este formato suelen ser estacionales: juguetes, artículos navideños, útiles escolares, herramientas, ferretería, maquinaria ligera y productos para el hogar. Los plazos, en estos casos, oscilan entre 75 y 90 días, lo que obliga a planificar con antelación para aprovechar fechas de alta demanda, como la Navidad o el inicio del año escolar.
De acuerdo con datos del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), en 2024 Bolivia importó más de 9.900 millones de dólares en bienes, concentrados en 5.831 productos. Los combustibles y derivados lideraron la lista, seguidos por automóviles, aceites crudos, vehículos de carga y medicamentos. Sin embargo, para los emprendedores, segmentos como los juguetes y el material escolar ofrecen márgenes atractivos y un consumo sostenido. Entre 2015 y 2024, las importaciones de juguetes sumaron cerca de 370 millones de dólares, provenientes principalmente de China (90,5 %), mientras que los útiles escolares alcanzaron 53 millones en la última década.
Este panorama evidencia que, pese a los retos logísticos y regulatorios, el comercio exterior representa un campo fértil para quienes buscan innovar en sus negocios. La clave está en profesionalizar los procesos, evaluar los costos reales y optar por soluciones colaborativas que reduzcan riesgos. Con planificación y asesoría, la importación deja de ser un camino incierto para transformarse en una herramienta que dinamiza el ecosistema emprendedor y fortalece la economía boliviana.