Tecnología

Amazon y el desafío de la automatización: ¿eficiencia o riesgo para el empleo global?

Amazon, una de las corporaciones más influyentes del mundo, vuelve a situarse en el centro del debate sobre el futuro del trabajo. Con más de 1.5 millones de empleados, la gigante del e-commerce ha iniciado el plan de automatización más ambicioso de la industria logística: sustituir el trabajo de aproximadamente 600,000 personas por robots de inteligencia artificial antes de 2033.
Detrás de esta transformación, que promete optimizar costos y duplicar la eficiencia, surge una pregunta crucial: ¿estamos ante una revolución tecnológica o frente a una nueva ola de desplazamiento laboral masivo?

El epicentro de esta estrategia se encuentra en el centro logístico de Shreveport, Luisiana, inaugurado en 2024. Allí, Amazon ha convertido su operación en un laboratorio de automatización avanzada, donde más de 1,000 robots coexisten con apenas 2,000 trabajadores humanos, una cifra que representa la mitad del personal requerido en un almacén tradicional.
Este modelo integra sistemas como Sequoia, una plataforma de visión por computadora capaz de identificar inventarios con un 75 % más de rapidez; Proteus, robots móviles autónomos que transportan mercancía; y Sparrow, brazos robóticos especializados en manipulación de objetos.

“Cada robot añadido por cada mil trabajadores reduce los salarios en promedio un 0.42 %, según el MIT.”

El resultado ha sido un aumento sustancial de la productividad y una reducción del 25 % en las necesidades de personal. Según proyecciones internas, la replicación de este modelo en al menos 40 instalaciones para 2027 podría suponer un ahorro global de 12,600 millones de dólares.

Sin embargo, la visión de eficiencia convive con una profunda preocupación: el impacto sobre el empleo.
El economista del MIT y Premio Nobel de Economía 2024, Daron Acemoglu, advierte que Amazon podría convertirse en un “destructor neto de empleos”, debido a su capacidad de sustituir tareas humanas por sistemas autónomos. Estudios del mismo instituto respaldan esta alerta: cada robot incorporado por cada mil trabajadores reduce los salarios en promedio un 0.42 %.

Aunque Amazon asegura que la automatización generará nuevos roles técnicos —como especialistas en robótica o mecatrónica—, la magnitud del cambio podría dejar fuera a millones de trabajadores con baja calificación. De hecho, solo 5,000 empleados han sido capacitados desde 2019 en estas nuevas competencias, una cifra mínima frente al volumen de la plantilla global.

Consciente del impacto público de esta transformación, la empresa ha desarrollado una estrategia comunicacional para suavizar la percepción del cambio. En lugar de hablar de “automatización” o “sustitución laboral”, prefiere referirse a “tecnología avanzada” o “robots colaborativos” (cobots), enfatizando la idea de cooperación entre humanos y máquinas.
Amazon también ha reforzado su participación en iniciativas sociales —como campañas locales o programas comunitarios— con el objetivo de contrarrestar la imagen de una corporación que desplaza trabajadores por eficiencia.

“El modelo Shreveport ha reducido el personal humano en un 25 %, con más de mil robots operando en un solo centro.”

El plan de automatización de Amazon redefine los límites de la productividad global. Con una flota de más de un millón de robots, la compañía no solo lidera la innovación tecnológica, sino también un debate ético y económico que afecta al corazón del mercado laboral.
Si bien la eficiencia y la reducción de costos son innegables, el verdadero desafío radica en cómo equilibrar el progreso tecnológico con la sostenibilidad social del empleo.

El futuro del trabajo dependerá, más que de los algoritmos o de los robots, de la capacidad de las empresas y los gobiernos para formar talento humano que conviva con la inteligencia artificial, en lugar de ser reemplazado por ella.

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