Coyuntura

El dólar digital en Bolivia: señales de un sistema financiero en transformación

El reciente incremento del precio del dólar digital (USDT) en Bolivia que llegó a cotizar hasta en 18 bolivianos antes de estabilizarse en torno a los 14 ha dejado al descubierto un fenómeno que va más allá de una simple fluctuación de mercado. Lo que algunos califican como un “movimiento inusual” en plataformas de criptomonedas, otros lo interpretan como una señal de alerta sobre las tensiones estructurales del sistema financiero nacional. La dependencia creciente del dólar digital parece haberse convertido en un termómetro de la confianza o desconfianza en el sistema monetario tradicional.

De acuerdo con el especialista en criptomonedas Alejandro Berrendero, el alza repentina fue provocada por una demanda concentrada y masiva de USDT dentro de Binance, protagonizada por empresas bolivianas —incluso algunas de carácter estatal— que requerían grandes volúmenes de divisas digitales para operaciones internacionales. Una sola transacción superó los 320.000 dólares digitales, generando un desbalance inmediato entre la oferta y la demanda en el mercado P2P (persona a persona).

“Una sola transacción movió más de 320.000 dólares digitales, provocando un desbalance inmediato en el mercado.”

El efecto dominó fue inevitable. Las compras fuertes redujeron drásticamente el stock disponible y Binance, al detectar un patrón inusual, restringió temporalmente las operaciones a vendedores verificados, lo que redujo aún más la oferta. El resultado: una subida abrupta y descontrolada del precio del USDT. En cuestión de horas, los usuarios locales enfrentaron precios récord y una competencia feroz por conseguir la divisa digital.

Sin embargo, el trasfondo de este episodio revela un fenómeno más profundo. Bolivia vive una etapa marcada por limitaciones en el acceso a dólares físicos, restricciones en el uso de tarjetas internacionales y una creciente desconfianza en el sistema bancario tradicional. Estas condiciones han impulsado a ciudadanos y empresas a migrar hacia alternativas digitales que les permitan resguardar su poder adquisitivo y facilitar transacciones internacionales.

“Es un síntoma de un sistema financiero que no logra responder a la demanda real de divisas”, señala Berrendero. En ese contexto, el USDT se ha convertido en una válvula de escape: permite mover dinero fuera del sistema bancario local, realizar pagos externos e incluso obtener rendimientos mediante plataformas de préstamo o staking en Binance.

A este fenómeno se suma un factor psicológico: el efecto de las noticias gubernamentales. Recientes anuncios sobre el uso de criptomonedas para la compra de combustibles provocaron una ola especulativa que disparó el interés por los dólares digitales. “Cada vez que surge una noticia relacionada con criptomonedas o restricciones cambiarias, el mercado reacciona con saltos de precios y microburbujas de especulación”, explicó el analista.

El especialista incluso proyecta que, si las condiciones actuales se mantienen, el dólar podría alcanzar los 28 bolivianos hacia fin de año, arrastrando consigo al USDT.

“El incremento del USDT fue un síntoma de un sistema financiero que ya no satisface la demanda de divisas físicas.

El auge del dólar digital en Bolivia ya no puede considerarse un fenómeno marginal. Más bien, se perfila como un reflejo directo de la fragilidad del sistema financiero tradicional y de la adaptabilidad tecnológica de los actores económicos locales. Empresas privadas, instituciones estatales y ciudadanos comunes están encontrando en las criptomonedas una herramienta funcional ante la escasez de divisas físicas.

Lo que ocurrió en Binance es, en realidad, un laboratorio en tiempo real de cómo se comporta una economía cuando el dinero digital deja de ser una alternativa y se convierte en una necesidad. En medio de la incertidumbre, el desafío será construir un marco regulatorio y financiero que logre equilibrar innovación y estabilidad, sin ignorar que la transformación digital del dinero en Bolivia ya está en marcha —y parece no tener retorno.

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