Del modo crisis al modo inversión: el desafío económico que enfrenta Bolivia

Bolivia atraviesa un momento decisivo en materia económica. Tras un periodo prolongado de restricciones fiscales, tensiones cambiarias y desequilibrios en las reservas internacionales, las propuestas para reencauzar la economía adquieren un papel crucial. En este contexto, el economista Alejandro Roger Banegas plantea una hoja de ruta compuesta por quince medidas estratégicas, concebidas como un plan integral para estabilizar las finanzas nacionales, recuperar la confianza y devolver la economía al terreno de la inversión y el crecimiento.
El planteamiento, estructurado en tres fases kit de emergencia, transición hacia la inversión y fortalecimiento institucional—, busca pasar de un enfoque reactivo ante la crisis a una estrategia proactiva centrada en la productividad, la formalización y la eficiencia del gasto público.
1. Kit de emergencia: devolver liquidez y confianza
Las primeras cinco medidas, calificadas por Banegas como “de aplicación inmediata”, se enfocan en recuperar la liquidez estatal y restablecer la confianza de los agentes económicos.
Entre ellas, se destaca la negociación con organismos multilaterales para obtener financiamiento externo en condiciones favorables y reforzar las reservas internacionales. Junto a ello, propone un cronograma transparente para devolver los ahorros en moneda extranjera retenidos en el sistema financiero, una señal de responsabilidad institucional ante la ciudadanía.
“El desafío no es solo estabilizar la economía, sino reconstruir la confianza y la institucionalidad.”
Asimismo, la derogación del Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF) y la liberación de las exportaciones agroindustriales aparecen como pasos esenciales para dinamizar la circulación de divisas. Finalmente, la revisión del esquema de subsidios a los combustibles, con criterios de focalización y sostenibilidad, busca equilibrar la carga fiscal sin afectar al transporte público.
En conjunto, este bloque de acciones representa un shock de confianza, un punto de partida para reconstruir las bases de estabilidad macroeconómica.
2. Transición hacia la inversión: reformas estructurales y apertura controlada
La segunda fase, orientada a los primeros 100 días de gestión, plantea un conjunto de reformas que apuntan a la eficiencia del gasto y la reactivación productiva.
Banegas sugiere modificar la Ley del Presupuesto General del Estado 2026 para reducir el gasto corriente en un 6,5% del PIB, priorizando la racionalización del sector público y la promoción de alianzas público-privadas.
En el ámbito monetario, propone una banda deslizante cambiaria (o crawling band) para restablecer gradualmente la competitividad y confianza en el tipo de cambio.
Además, impulsa una reforma tributaria simplificada, diseñada para ampliar la base impositiva, incentivar la formalización y ofrecer reglas claras tanto a empresas nacionales como extranjeras.

Durante los dos primeros años, el objetivo es pasar del “modo crisis” al “modo inversión”. Para ello, se plantea un programa de fomento a las exportaciones centrado en sectores estratégicos como el litio, la soya, la carne y la energía.
Otro pilar es la modernización del marco legal de hidrocarburos, que promueva asociaciones con el capital privado sin renunciar a la propiedad estatal de los recursos. Esta apertura, acompañada de estándares ambientales y procesos de licitación transparentes, busca atraer inversión sostenible y tecnológica.
3. Fortalecimiento institucional: construir bases sólidas para el desarrollo
Las medidas de mediano plazo —entre tres y cinco años— apuntan a un rediseño institucional profundo. Banegas propone reformas constitucionales que garanticen una regla fiscal clara, autonomía para el Banco Central y mecanismos que fortalezcan la transparencia y la gobernanza económica.
Además, plantea una gestión activa del mercado de deuda interna, que permita administrar vencimientos, mejorar la liquidez y reducir el riesgo cambiario.
El fortalecimiento de entidades clave como el Banco Central de Bolivia (BCB), el Instituto Nacional de Estadística (INE), la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero (ASFI) y la Gestora Pública forma parte de una estrategia para dotar al Estado de mayor capacidad técnica y autonomía operativa.
En síntesis, esta etapa busca que las instituciones “vayan al gimnasio”, en palabras del propio economista, fortaleciendo su musculatura técnica y su capacidad de sostener políticas coherentes a largo plazo.
“Pasar del modo crisis al modo inversión requiere decisiones audaces y coherencia en la ejecución.”
Las quince medidas delineadas por Alejandro Roger Banegas no solo representan un plan de estabilización económica, sino un llamado a la reconstrucción institucional y la reconfiguración de la confianza pública.
El tránsito del “modo crisis” al “modo inversión” exige decisiones audaces, coordinación entre el sector público y privado, y un compromiso real con la transparencia y la eficiencia.
Si el nuevo gobierno logra implementar estas estrategias con consistencia y visión de futuro, Bolivia podría dar un paso decisivo hacia una economía más abierta, competitiva y orientada al desarrollo sostenible.
