El dólar paralelo cae por debajo de los Bs 10: señales de confianza y reconfiguración económica en Bolivia

La economía boliviana atraviesa un momento singular. Tras más de un año de tensiones cambiarias y restricciones en la disponibilidad de divisas, el precio del dólar paralelo experimentó una caída histórica al ubicarse por debajo de los Bs 10 en distintas regiones del país. Este descenso, celebrado por el nuevo gobierno, no solo refleja un cambio coyuntural en el mercado, sino también una transformación en las expectativas económicas y políticas del país.
Un giro en la tendencia: del auge al retroceso del dólar paralelo
El pasado martes, el tipo de cambio informal en Bolivia sorprendió al bajar hasta Bs 9,80 en Santa Cruz, Bs 9,50 en Cochabamba y cerca de Bs 10 en La Paz, marcando su nivel más bajo desde la denominada “crisis de los dólares” iniciada en febrero de 2023. En aquel entonces, la cotización llegó a superar los Bs 15 en los momentos de mayor incertidumbre.
Todavía no contamos con un colchón financiero sólido que permita sostener un sistema de bandas cambiarias como el que plantea el gobierno.
Este retroceso se produce en un contexto político renovado. El gobierno de Rodrigo Paz, recientemente posesionado, ha destacado la caída como un síntoma de recuperación y estabilidad. Desde la Agencia Boliviana de Información (ABI) se resaltó que la combinación de nuevas políticas de cooperación internacional, la atracción de inversiones y la mejora en la provisión de carburantes están contribuyendo a la apreciación del boliviano frente al dólar.
Factores detrás del descenso: entre expectativas, inversión y confianza
De acuerdo con el analista financiero Marcelo Rocha, la disminución del dólar paralelo responde a una confluencia de factores. En primer lugar, el cambio de gobierno generó un nuevo clima de apertura hacia los mercados internacionales, lo que impulsó la llegada de capitales y redujo la presión sobre la demanda de divisas.
Asimismo, la expectativa de un entorno económico más estable ha llevado a muchas personas a desprenderse de los dólares que mantenían como reserva. “Quienes compraron dólares a precios altos, entre Bs 12 y Bs 15, ahora prefieren venderlos para evitar mayores pérdidas si la tendencia continúa”, explica Rocha.
Otro elemento que contribuye a esta dinámica es el leve repunte de las exportaciones y la reducción temporal en las importaciones de combustibles, lo que disminuye la necesidad de divisas para operaciones comerciales. Esto, sumado a una inflación contenida y una moderación en la demanda interna, ha ayudado a estabilizar los precios.
Por su parte, el economista Fernando Romero sostiene que el mercado paralelo ha mostrado un comportamiento volátil pero con una tendencia descendente sostenida desde las elecciones. Argumenta que el superávit comercial de septiembre, de unos 70 millones de dólares, junto con la aprobación legislativa de financiamiento externo superior a los 1.000 millones de dólares, ha enviado señales positivas de liquidez.
Romero también apunta a un fenómeno global: “Los bancos centrales están reduciendo su dependencia del dólar y fortaleciendo sus reservas en oro. Eso influye indirectamente en la percepción del valor de la moneda estadounidense y, por extensión, en mercados emergentes como el boliviano”.
Confianza y respaldo internacional: el nuevo enfoque del gobierno de Paz
El gobierno de Rodrigo Paz ha apostado por reconstruir la credibilidad económica mediante una política de acercamiento internacional. En días recientes, el Banco Mundial expresó públicamente su respaldo al país, destacando su compromiso con el crecimiento sostenible y la creación de empleo.
El mandatario, acompañado del ministro de Economía José Gabriel Espinoza, sostuvo una reunión estratégica con la vicepresidenta del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, Susana Cordeiro, con el objetivo de coordinar cooperación técnica y financiera enfocada en innovación productiva e infraestructura.
Además, Bolivia ha retomado vínculos con actores clave como la Unión Europea, Estados Unidos y Alemania, marcando un cambio en la política exterior hacia la reintegración en el escenario económico global. Estas alianzas buscan atraer inversión extranjera directa y fortalecer sectores estratégicos como la agroindustria y la energía.
Una estabilidad aún en construcción
No obstante, los especialistas advierten que la caída del dólar paralelo no implica la resolución definitiva de los problemas estructurales. El economista Rubén Arias enfatiza que la confianza ciudadana en las nuevas políticas ha sido determinante para la actual apreciación del boliviano, pero recuerda que el país sigue enfrentando limitaciones en sus reservas internacionales.
El cambio de gobierno generó un nuevo clima de apertura hacia los mercados internacionales, lo que impulsó la llegada de capitales y redujo la presión sobre la demanda de divisas.
“Todavía no contamos con un colchón financiero sólido que permita sostener un sistema de bandas cambiarias como el que plantea el gobierno”, explica Arias. Además, señala que la liberalización de las exportaciones y la apertura a la biotecnología en el agro podrían consolidar esta confianza si se gestionan de forma técnica y sostenida.
Entre el optimismo y la prudencia
La caída del dólar paralelo por debajo de los Bs 10 marca un punto de inflexión en la economía boliviana, simbolizando tanto un alivio temporal como una oportunidad estratégica. Si bien los indicadores actuales apuntan a una recuperación de la confianza y una mejor relación entre oferta y demanda de divisas, el reto del gobierno será convertir este respiro coyuntural en estabilidad duradera.
La clave estará en mantener la coherencia fiscal, asegurar flujos de inversión reales y fortalecer las reservas internacionales. Solo así Bolivia podrá transformar esta coyuntura favorable en un proceso sostenible de crecimiento, integración y confianza económica.
