MANAGEMENT EMPRESARIAL

Fidalga: cinco décadas construyendo un hogar para las familias bolivianas

Hace medio siglo, la visión de la Sra. Ada Somoza empezó como un pequeño proyecto cargado de fe, trabajo y determinación. Lo que comenzó como un esfuerzo familiar se transformó, con el paso del tiempo, en un espacio cotidiano para miles de bolivianos: un supermercado que no solo abastece, sino que acompaña.
El crecimiento de Fidalga refleja la evolución de un país en expansión, donde los hábitos de consumo, la modernización del comercio y la cercanía con el cliente construyeron una marca que hoy forma parte del día a día de muchas familias.

Más allá de los productos o los precios, Fidalga ha sostenido un vínculo emocional con sus clientes. La cadena se convirtió en un punto donde no solo se compra, sino donde se viven pequeños momentos: visitas en familia, compras para celebraciones, encuentros cotidianos.
Este tipo de relación no se logra únicamente con infraestructura, sino con una cultura de servicio basada en la amabilidad, el respeto y el compromiso por acompañar a quienes confían en la marca.

“Fidalga no solo creció como empresa; creció junto a las familias que abrieron su hogar a la marca.”

El crecimiento logrado en estos 50 años no puede entenderse sin reconocer la constancia detrás de cada etapa. La empresa ha atravesado desafíos, adaptado sus procesos y respondido a los cambios del mercado sin perder su esencia: ser una marca cercana que entiende las necesidades de sus clientes.
Ese legado también se sostiene gracias al impacto social generado: empleo, formación, oportunidades de crecimiento interno y una apuesta permanente por servir a la comunidad.

Con el tiempo, Fidalga logró algo que muy pocas marcas consiguen: entrar a los hogares como parte de las rutinas, de las celebraciones y de los recuerdos.
Las familias no solo reconocen la marca; la sienten propia. Cada compra, saludo, sonrisa o experiencia compartida fue cimentando una relación que hoy se traduce en lealtad y agradecimiento mutuo.
Esa conexión explica por qué los clientes no hablan de Fidalga como un simple supermercado, sino como un espacio que les ha acompañado durante generaciones.

“Cincuenta años después, el sueño de Ada Somoza sigue vivo en cada saludo, cada compra y cada recuerdo.”

Llegar al medio siglo reafirma la importancia de mantener un servicio humano y auténtico. La celebración de este aniversario no solo marca un hito empresarial, sino un recordatorio de que el crecimiento no ocurre sin comunidad.
Por eso, el agradecimiento hacia cada cliente es tan central como la historia misma: gracias por confiar, por permitir que esta marca forme parte del hogar y por construir, junto a miles de familias, un legado que se proyecta hacia el futuro.

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