Suecia anuncia el fin de su ayuda oficial a Bolivia y el cierre de su embajada en 2025

El Gobierno de Suecia confirmó una decisión que marcará un cambio significativo en su relación con Bolivia: a partir del próximo año, el país europeo eliminará su ayuda oficial al desarrollo destinada al territorio boliviano y cerrará su embajada, poniendo fin a décadas de cooperación bilateral.
La medida forma parte de un reajuste profundo en la política de cooperación sueca, que también afectará a cuatro países africanos. Según informó Estocolmo, esta reorientación responde al incremento sustancial del apoyo financiero que Suecia otorgará a Ucrania en 2026, que aumentará en al menos 10.000 millones de coronas suecas —equivalentes a unos 913 millones de euros—, monto que representa cerca del 20% de todo su presupuesto internacional de cooperación.
Con este nuevo enfoque, Suecia priorizará recursos para zonas de conflicto y regiones consideradas estratégicas en su política exterior, lo que deja fuera a Bolivia después de una larga trayectoria de colaboración en áreas como desarrollo rural, derechos humanos, fortalecimiento institucional, medio ambiente, igualdad de género y apoyo a la sociedad civil.
Con este anuncio, se cierra un capítulo importante en las relaciones entre ambos países y se abre un periodo de transición en el que se evaluará el impacto de esta retirada en el panorama social.
La noticia ha generado preocupación en círculos diplomáticos, organizaciones sociales y entidades cooperantes, muchas de las cuales dependen del financiamiento sueco para ejecutar proyectos comunitarios, medioambientales y programas de desarrollo sostenible. Para varias instituciones, la salida de Suecia representa no solo la pérdida de un aliado histórico, sino también un desafío para la continuidad de iniciativas que impactan a miles de beneficiarios en distintas regiones del país.
Expertos en cooperación internacional señalan que este cambio refleja una tendencia global en la que los países donantes redirigen sus esfuerzos hacia escenarios de crisis internacional y prioridades geopolíticas. En este contexto, Bolivia deberá explorar nuevas alianzas y mecanismos de financiamiento para garantizar la sostenibilidad de los proyectos impulsados hasta ahora con apoyo sueco.
Con este anuncio, se cierra un capítulo importante en las relaciones entre ambos países y se abre un periodo de transición en el que se evaluará el impacto de esta retirada en el panorama social, económico y diplomático de Bolivia.
