Bolivia 2025: Retos y oportunidades en el horizonte económico

El 2025 representa un año crucial para la economía boliviana. El informe ECO-BOLIVIA 2025, elaborado por el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, ofrece una radiografía completa sobre el presente y el futuro del país. Más allá de los números, el documento expone los desafíos estructurales y las oportunidades que definirán la senda de crecimiento en un contexto global marcado por la incertidumbre.
Uno de los hallazgos más relevantes del informe es la desaceleración sostenida en el crecimiento del PIB, que se proyecta en torno al 3,2% para 2025, una cifra modesta si se compara con los promedios regionales de inicios de la década. Esta ralentización refleja el impacto de la reducción de ingresos por exportaciones, la dependencia de materias primas y las tensiones fiscales.
“El crecimiento de Bolivia en 2025 apenas alcanzará el 3,2%, reflejando una economía bajo presión.”
El estudio también advierte sobre el déficit fiscal persistente, que en 2024 se situó por encima del 7% del PIB y se mantiene como un riesgo para la estabilidad macroeconómica. La presión sobre las reservas internacionales y la necesidad de financiamiento externo obligan al país a repensar sus estrategias de política económica.
En contraste, el informe destaca sectores con alto potencial de dinamización, como la industrialización del litio, las energías renovables y la agroindustria. Estos sectores no solo podrían diversificar la matriz productiva, sino también atraer inversión extranjera directa en un momento donde Bolivia necesita ampliar sus fuentes de divisas.

Otro aspecto novedoso es el énfasis en la transformación digital y la inclusión financiera. El acceso a servicios digitales se plantea como un motor de productividad y como herramienta para cerrar brechas sociales. Se proyecta que la digitalización de servicios estatales y financieros permitirá ampliar la base tributaria y mejorar la eficiencia de la administración pública.
Sin embargo, el informe también alerta sobre la vulnerabilidad social: el 30% de la población aún vive en condiciones de pobreza y los programas de transferencias directas han perdido efectividad frente a la inflación. Se plantea la necesidad de rediseñar las políticas sociales hacia modelos más sostenibles y productivos.
“La industrialización del litio y las energías renovables representan la mayor oportunidad de diversificación productiva.”
El ECO-BOLIVIA 2025 evidencia una economía que enfrenta un punto de inflexión. Bolivia debe resolver desequilibrios fiscales y fortalecer sus reservas, al mismo tiempo que aprovecha las oportunidades de la transición energética y digital. El verdadero reto estará en encontrar un balance entre la urgencia de estabilizar la macroeconomía y la visión de largo plazo para transformar su modelo productivo.
En definitiva, el futuro económico del país dependerá no solo de cifras y políticas, sino de la capacidad de generar consensos que impulsen una agenda de desarrollo inclusiva, sostenible y competitiva.