CASO KIA Y EL AROMATIZANTE CON OLOR A GASOLINA

Introducción
El paso de los vehículos de combustión a los eléctricos no solo representa una transición tecnológica, sino también emocional. En este contexto, Kia Finlandia ha sorprendido con una estrategia tan inusual como efectiva: el lanzamiento de un aromatizante con olor a gasolina, destinado a los nuevos propietarios del modelo eléctrico Kia EV4. Detrás de este gesto curioso se esconde una reflexión profunda sobre cómo las marcas abordan el vínculo afectivo entre las personas y sus automóviles.
Desarrollo
El producto fue presentado como una “ayuda rápida para un cambio permanente en los hábitos de conducción”. Más allá de su tono humorístico, esta iniciativa revela la sensibilidad de Kia ante un fenómeno poco explorado: la nostalgia del conductor tradicional. Para muchos usuarios, el olor a gasolina evoca libertad, recuerdos familiares o los primeros años al volante. Al ofrecer este aroma en formato de ambientador, la marca no solo satisface una curiosidad, sino que reconoce la dimensión emocional del cambio hacia la electromovilidad.
Este enfoque se inscribe dentro del marketing sensorial, disciplina que busca conectar con los consumidores mediante los sentidos. La neurociencia del consumidor ha demostrado que el olfato tiene un poder excepcional para activar recuerdos y emociones, incluso más rápido que las imágenes. En ese sentido, Kia convierte un aroma icónico del pasado en un puente emocional hacia el futuro, suavizando la resistencia psicológica al abandono de los motores de combustión.
La elección de Finlandia como escenario tampoco es casual. Con cerca del 50 % de autos nuevos registrados en 2024 siendo eléctricos o híbridos enchufables, el país nórdico se ha convertido en un laboratorio ideal para probar estrategias que humanicen la transición energética. La iniciativa también refleja cómo las marcas automotrices buscan diferenciarse mediante experiencias que van más allá de la tecnología, la autonomía o la eficiencia: apuntan a generar vínculos emocionales duraderos.
Asimismo, el gesto de Kia coincide con una tendencia global de crecimiento del mercado de ambientadores automotrices, estimado por Statista en más de 3 000 millones de dólares hacia 2026. Esto muestra que incluso los detalles aparentemente anecdóticos pueden transformarse en oportunidades de branding y fidelización.
Conclusión
El aromatizante con olor a gasolina no es solo una campaña creativa: es una declaración simbólica. Kia demuestra que la movilidad del futuro no se construye únicamente con baterías y cargadores, sino también con empatía y comprensión del pasado. En un sector donde la innovación suele medirse en kilovatios y autonomía, la marca coreana recuerda que la conexión emocional sigue siendo el combustible más poderoso del marketing.
