CBN activa su protocolo humanitario: respuesta inmediata y cooperación estratégica ante el desastre en Samaipata

Las intensas lluvias registradas en Samaipata provocaron uno de los desastres naturales más severos de los últimos años, afectando a más de mil personas y dejando a cientos de familias sin hogar. En este contexto, Cervecería Boliviana Nacional (CBN) reactivó su protocolo de apoyo humanitario, demostrando nuevamente el rol fundamental que puede asumir el sector privado en la atención temprana de emergencias climáticas. La intervención no solo consistió en la entrega de bebidas y alimentos, sino también en una articulación logística con instituciones públicas que permitió agilizar la llegada de ayuda a las zonas más dañadas.
Un protocolo basado en rapidez, coordinación y abastecimiento
CBN ha consolidado, a lo largo de varios años, un protocolo de respuesta diseñado para actuar con rapidez frente a emergencias climáticas. La compañía activó esta estructura apenas se confirmaron los primeros reportes de mazamorra e inundaciones en Samaipata. Su intervención se realizó en coordinación con el Centro de Operaciones de Emergencia Departamental (COED), permitiendo que los productos lleguen directamente a las comunidades afectadas sin retrasos operativos.
Este modelo de acción conjunta es una de las características más destacadas del programa solidario #SoñamosQueSomos, plataforma que articula la ayuda humanitaria de la empresa y sirve como puente entre las necesidades de la población y los recursos disponibles.
“La articulación entre CBN y el COED permitió que la ayuda llegue sin retrasos a las zonas más afectadas.”
Un aporte integral: hidratación, alimentación e insumos esenciales
La magnitud del desastre exigió una respuesta amplia y diversificada. CBN distribuyó más de 2.900 unidades de bebidas, entre ellas Maltín, Gatorade, Agua Somos y Pepsi; productos clave para sostener la hidratación en un contexto donde muchas familias perdieron acceso a agua potable.
El apoyo alimentario incluyó más de 2 toneladas de alimentos, entre arroz, azúcar, aceite, harina, fideo, avena, té y choclo enlatado. La empresa también entregó insumos de higiene y limpieza —más de 360 kilos de detergente y varios paquetes de jabón líquido y papel higiénico— que resultan cruciales para evitar enfermedades posteriores a un desastre.
Este tipo de asistencia evidencia un entendimiento holístico de la emergencia: no basta con alimentos y bebidas; la higiene, el saneamiento y el acceso a productos básicos pueden marcar la diferencia en la recuperación inmediata de las comunidades.

Compromiso empresarial en momentos críticos
Según Omar Herrera, Director de Asuntos Corporativos y Legales de CBN, la prioridad de la empresa es acompañar a las familias afectadas y trabajar de forma coordinada con instituciones públicas. Sus declaraciones reflejan un enfoque donde la responsabilidad social trasciende las acciones simbólicas y se convierte en una estrategia estructurada de gestión de crisis.
El desastre en Samaipata dejó 560 familias damnificadas, luego de seis horas continuas de lluvias torrenciales que provocaron deslizamientos y la caída de grandes volúmenes de material del cerro. En este escenario, la presencia de actores privados como CBN aporta rapidez operativa y soporte logístico que complementa la capacidad de respuesta del Estado.
La activación del protocolo humanitario de CBN reafirma la importancia de contar con mecanismos de respuesta ágiles y sostenidos frente a emergencias climáticas cada vez más frecuentes. La articulación con el COED y el alcance de la donación demuestran que la cooperación público-privada puede marcar una diferencia tangible en las primeras horas de un desastre.
“El protocolo humanitario de CBN demuestra que la cooperación público-privada puede marcar la diferencia en las primeras horas de un desastre.”
Más allá de la entrega de alimentos e insumos, esta acción representa un modelo de responsabilidad social empresarial orientado a resultados concretos, en el que la solidaridad se traduce en impacto inmediato y apoyo real para las familias bolivianas afectadas. El caso de Samaipata se convierte así en un recordatorio del papel estratégico que las empresas pueden desempeñar en la gestión de crisis y en la reconstrucción de las comunidades.
