¿ChatGPT podría dejar a la humanidad sin agua en el futuro?

El uso creciente de chatbots como ChatGPT plantea importantes preguntas sobre su impacto ambiental, incluyendo la preocupante posibilidad de que la inteligencia artificial (IA) pueda contribuir a la escasez de agua en el futuro. A medida que la demanda de servicios de IA continúa aumentando, es fundamental examinar los costos ambientales asociados con su funcionamiento.
Según el Pew Research Center, aproximadamente una cuarta parte de los estadounidenses ha utilizado ChatGPT desde su lanzamiento en 2022, lo que implica que cada consulta genera un costo ambiental significativo. Los servidores que alimentan estos sistemas consumen una enorme cantidad de energía y, al generar calor, requieren sistemas de refrigeración que utilizan agua.
Un estudio conjunto de The Washington Post y la Universidad de California en Riverside ha revelado que para enviar un correo electrónico promedio de 100 palabras utilizando el modelo GPT-4 de OpenAI, se requieren 519 mililitros de agua, lo que equivale a una botella. Si se utilizara esta IA una vez por semana durante un año, el consumo ascendería a aproximadamente 27 litros de agua, es decir, cerca de 1,43 jarras.
Aproximadamente 16 millones de estadounidenses que trabajan con chatbots podrían necesitar un total de 435.235.476 litros de agua, lo que equivale al consumo de agua de todos los hogares de Rhode Island durante 1,5 días.
Cada consulta a ChatGPT requiere que miles de cálculos se realicen en los servidores, que son los responsables de generar el calor necesario para el funcionamiento del sistema. Para enfriar estos servidores, se utilizan sistemas de agua que transportan el calor a torres de refrigeración, de manera similar al sudor humano que regula la temperatura del cuerpo, explica Shaolei Ren, profesor asociado de la UC Riverside.
En áreas donde la electricidad es más barata o el agua escasea, los centros de datos suelen depender de sistemas eléctricos para su refrigeración, lo que incrementa el consumo energético y eleva las facturas de electricidad para los residentes, generando preocupación por la presión que estos centros ejercen sobre la red eléctrica.
Defensores del medio ambiente advierten que incluso en condiciones óptimas, los centros de datos son responsables de un alto consumo de agua en las ciudades, y el uso de refrigeración eléctrica añade una carga adicional. Este contexto resalta la necesidad urgente de abordar el impacto ambiental de la tecnología de IA y buscar soluciones sostenibles para mitigar su huella ecológica.