Chile apunta al liderazgo aurífero global con megaproyectos y un entorno inversor en expansión

En un contexto internacional marcado por la inestabilidad geopolítica y económica, el oro ha recobrado protagonismo como activo de resguardo. Este escenario ha abierto una ventana de oportunidad para países con potencial minero, y Chile se perfila como un actor emergente en el mapa aurífero mundial. Impulsado por megaproyectos estratégicos, condiciones de mercado favorables y un entorno atractivo para la inversión extranjera, el país está en camino de posicionarse entre los 20 mayores productores de oro a nivel global.
El repunte del oro en los mercados internacionales, con un incremento del 25% en su cotización, ha estimulado el interés por nuevos focos de producción. Sin embargo, el ascenso de Chile en esta industria no responde únicamente al contexto de precios altos. Como explica Juan Carlos Guajardo, director ejecutivo de la consultora Plusmining, el auge actual tiene raíces estructurales más profundas.
Chile ofrece estabilidad política y un distrito minero de clase mundial, ideal para atraer inversión extranjera.
Una de las particularidades del sector minero chileno es que cerca del 70% del oro extraído proviene como subproducto de la minería del cobre. Esto significa que cada expansión en los grandes yacimientos cupríferos —en los que Chile ya es un líder mundial— impulsa también el volumen de oro producido. Este modelo de producción integrada posiciona al país en una situación única, capaz de escalar rápidamente su oferta aurífera sin depender exclusivamente de minas de oro puras.
En este marco, el proyecto Salares Norte, liderado por la compañía sudafricana Gold Fields, representa el motor más potente del nuevo ciclo de crecimiento. Ubicado en la región de Atacama, Salares Norte tiene previsto producir 20 toneladas de oro en 2025, lo que supone un salto del 25% respecto al año anterior. Esta cifra no solo impulsa la estadística nacional, sino que refleja el atractivo que Chile representa para inversores extranjeros en busca de seguridad jurídica, estabilidad política y condiciones geológicas excepcionales.
La producción de oro en Chile podría crecer un 25% en 2025, tras años fuera del Top 20 mundial.
Gold Fields no ha ocultado su entusiasmo por el potencial chileno. La empresa anunció una inversión adicional de 50 millones de dólares entre 2025 y 2026 para reforzar sus operaciones y continuar con nuevas exploraciones en el país, destacando la solidez institucional y el talento técnico como factores decisivos.
Además del impulso que representan las grandes compañías, Chile ofrece un ecosistema minero consolidado, con infraestructura robusta, experiencia técnica y acceso a capital humano especializado. Estos elementos lo diferencian de otros países auríferos más tradicionales, donde las condiciones operativas o la inestabilidad institucional pueden representar un freno para las inversiones.
El 70% del oro chileno se obtiene como subproducto del cobre, lo que acelera su expansión minera.
Con una industria minera en evolución y un entorno internacional que eleva la demanda por activos seguros, Chile se posiciona con firmeza en el mapa del oro mundial. Lejos de ser un fenómeno coyuntural, el crecimiento proyectado responde a un modelo estructural sólido, respaldado por megaproyectos, sinergias con la minería del cobre y un marco regulatorio estable. En los próximos años, si se mantiene esta trayectoria, el país no solo podría integrarse al Top 20 global de productores auríferos, sino que también podría consolidarse como un referente en innovación y sostenibilidad dentro del sector. El oro chileno, más que un recurso, empieza a brillar como una apuesta estratégica de largo plazo