Cielos abiertos: el desafío de volver competitiva a BoA
La posible adopción de una política de cielos abiertos en Bolivia marca un punto de inflexión para el transporte aéreo nacional y, en particular, para Boliviana de Aviación (BoA). Este nuevo escenario, orientado a fomentar la competencia y ampliar la oferta de vuelos, obligaría a la aerolínea estatal a replantear su modelo operativo y financiero. Expertos coinciden en que el cambio puede representar una oportunidad, pero también un riesgo significativo si no se realizan ajustes estructurales a tiempo.
Competir en un mercado más exigente
Uno de los principales retos para BoA será enfrentarse a aerolíneas internacionales con flotas más modernas, mayor capacidad operativa y experiencia en mercados altamente competitivos. Desde el ámbito del Derecho Aeronáutico se advierte que, sin un proceso de capitalización y renovación, la aerolínea estatal podría perder rápidamente relevancia frente a nuevos actores.
La sostenibilidad financiera sin apoyo constante del Estado es el principal desafío de fondo.
La situación actual ya evidencia limitaciones operativas: de las 20 aeronaves que conforman su flota, apenas la mitad se encontraba en funcionamiento, cuando se requería un mínimo mayor para cumplir con los itinerarios programados. En un contexto de cielos abiertos, estas debilidades se volverían aún más visibles.
Puntualidad y calidad del servicio, el talón de Aquiles
Otro aspecto crítico es la experiencia del pasajero. Datos oficiales muestran un elevado número de vuelos demorados en los últimos años, lo que afecta directamente la percepción del servicio. En un mercado dominado históricamente por BoA —con cerca del 92% de participación en el ámbito nacional— la falta de competencia permitió que estas deficiencias persistieran.
Con la apertura del mercado, los usuarios tendrían más alternativas y podrían optar por aerolíneas que ofrezcan mayor puntualidad, mejor atención y tarifas más competitivas. Esto obligaría a BoA a elevar sus estándares si quiere retener a sus clientes.
Tarifas y presión del modelo low cost
La liberalización del espacio aéreo también abre la puerta a aerolíneas de bajo costo, que operan con estructuras más eficientes y precios ajustados. Para los analistas, este escenario no necesariamente es negativo para BoA: si logra mantenerse como líder, será una señal de que puede competir en igualdad de condiciones.
Sin embargo, esto requerirá una revisión profunda de su estructura de costos y de su política tarifaria, hoy fuertemente influenciada por su condición de empresa estatal y por una gestión menos flexible que la de operadores privados.
Sostenibilidad financiera: el punto más sensible
Quizás el desafío más complejo sea garantizar la viabilidad financiera sin recurrir de manera constante al apoyo del Estado. Diversos especialistas sostienen que el respaldo gubernamental posterior a la pandemia tuvo una justificación excepcional, pero que no puede convertirse en una práctica permanente.
Los datos recientes generan preocupación: un déficit acumulado significativo en los primeros meses del año contradice versiones anteriores que hablaban de superávit, a lo que se suma una deuda millonaria asociada principalmente al arrendamiento de aeronaves y a servicios de mantenimiento. En paralelo, se discuten iniciativas legislativas que buscan eliminar las transferencias directas del Tesoro General de la Nación, lo que obligaría a BoA a sostenerse exclusivamente con sus propios ingresos.
Competitividad exigente para BoA
La política de cielos abiertos introduciría mayor competencia en el transporte aéreo boliviano.
La apertura de los cielos no es, en sí misma, una amenaza para Boliviana de Aviación, pero sí un examen de competitividad que no admite improvisaciones. Para sobrevivir y fortalecerse en un entorno más abierto, la aerolínea estatal deberá modernizar su flota, mejorar la puntualidad y la calidad del servicio, ajustar sus tarifas y, sobre todo, ordenar sus finanzas para dejar de depender del Estado.
En un mercado más competitivo, la permanencia de BoA como actor relevante dependerá de su capacidad para transformarse. De lo contrario, la política de cielos abiertos podría acelerar un proceso de pérdida de protagonismo que hoy todavía es evitable.
