El café viaja, el valor se queda: paradojas del comercio global

En el escenario del comercio mundial del café, emerge una realidad tan compleja como reveladora: los países que cultivan el grano no siempre son los que más ganan. Aunque naciones tropicales como Brasil y Colombia lideran la producción por volumen y tradición, el mayor valor agregado lo capturan países sin cultivos a gran escala, como Suiza y Alemania.
Este fenómeno pone en evidencia una desigualdad estructural en la cadena de valor del café. Mientras las regiones productoras concentran la cosecha, los países industrializados dominan el procesamiento, el envasado, la marca y la logística de exportación, lo que les permite posicionarse entre los mayores exportadores mundiales, pese a no tener plantaciones propias.
“La paradoja es clara: el grano nace en el trópico, pero la riqueza se consolida en Europa”, afirman analistas del comercio internacional.
La paradoja es clara: el grano nace en el trópico, pero la riqueza se consolida en Europa.
El caso de Suiza, por ejemplo, es emblemático: alberga a gigantes de la industria como Nestlé, cuyos productos de café procesado se distribuyen por todo el mundo. Alemania, por su parte, se ha convertido en una potencia exportadora gracias a su infraestructura de torrefacción y comercialización.
Este desequilibrio refleja las dinámicas globales de manufactura, marca y poder logístico, en las que los países en desarrollo siguen siendo fuente de materia prima, mientras que el valor económico de esa producción se concentra en manos de países desarrollados.“La cadena del café nos recuerda que no basta con producir; el verdadero desafío es transformar y posicionar”, concluyen especialistas del sector.