Coyuntura

El dólar paralelo y la realidad económica de Bolivia: una brecha que no cierra

El mercado cambiario boliviano continúa reflejando un escenario de desequilibrio persistente. A mediados de octubre de 2025, el dólar paralelo se mantiene en torno a los Bs 12,90, una cifra que duplica el tipo de cambio oficial congelado desde hace más de una década. Este desfase no solo evidencia la escasez de divisas en el sistema financiero, sino también las tensiones estructurales que afectan la estabilidad macroeconómica del país.

Desde 2011, el Banco Central de Bolivia (BCB) mantiene un tipo de cambio fijo de Bs 6,96 por dólar, una política que durante años ayudó a sostener la estabilidad de precios y reforzó la confianza en la moneda nacional. Sin embargo, desde 2023 la dinámica comenzó a cambiar: el mercado informal de divisas tomó fuerza debido a la reducción de reservas internacionales y la limitada oferta de dólares en los bancos

“El dólar paralelo en Bolivia duplica el tipo de cambio oficial, evidenciando la escasez de divisas y las tensiones económicas.”

Durante el primer semestre de 2025, la cotización del dólar paralelo alcanzó niveles críticos, llegando hasta los Bs 20. Este incremento estuvo vinculado al racionamiento de divisas, a la creciente demanda por parte de importadores y al acopio preventivo de dólares por parte de ciudadanos preocupados por la falta de liquidez. Aunque desde agosto se observa cierta estabilidad, con valores entre Bs 13 y Bs 14, el margen frente al tipo oficial supera el 85 %, una señal clara de distorsión del mercado.

El economista Rubén Arias identifica tres factores que podrían volver a presionar el precio de la divisa: las expectativas políticas ante la segunda vuelta electoral, el aumento de la demanda de dólares por parte de empresas importadoras de combustibles y la especulación de quienes buscan ganancias rápidas aprovechando la brecha cambiaria. Estos elementos crean un entorno de incertidumbre que afecta la confianza en el sistema financiero formal.

La persistente diferencia entre el dólar oficial y el paralelo se ha convertido en un termómetro de la fragilidad económica del país. Mientras el tipo de cambio fijo sostiene una ilusión de estabilidad, el mercado informal revela la realidad de una economía tensionada por la escasez de divisas y la falta de confianza en las políticas monetarias.
Si no se adoptan medidas que restablezcan el flujo de dólares y refuercen la credibilidad del sistema financiero, la brecha cambiaria podría consolidarse como un reflejo estructural de la economía boliviana en los próximos meses.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *