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El “Eduardo GT” de KFC: Humor, nostalgia y microinnovación en las campañas navideñas contemporánea

En un entorno publicitario saturado por grandes producciones y mensajes altamente aspiracionales, algunas marcas están optando por rutas creativas alternativas para conectar con el público. KFC España ha decidido seguir esta tendencia con el lanzamiento del “Eduardo GT”, un juguete teledirigido inspirado en un muslo de pollo que combina humor, coleccionismo y estrategia promocional. Más que una simple acción de temporada, esta propuesta se convierte en un caso de estudio sobre cómo las marcas pueden aprovechar el contraste y la narrativa emocional para destacar en un mercado altamente competitivo.

A diferencia de las campañas navideñas tradicionales centradas en la magnitud y el lujo, KFC y la agencia PS21 recurrieron al ingenio y la parodia como pilares creativos. La campaña “Sueña en pequeño” presenta un juguete disponible por un precio simbólico mediante la app de la marca, lo que además incentiva el uso de este canal digital. El juguete, el “Eduardo GT”, no pretende competir con productos de alta tecnología; más bien, utiliza la exageración humorística para construir una narrativa memorable.

“El Eduardo GT apuesta por el humor y lo absurdo para destacar en una temporada saturada de publicidad.”

Este coche-muslito teledirigido cuenta con características deliberadamente modestas —como su autonomía de 600 metros y la ausencia total de puertas— que se presentan de manera épica en piezas audiovisuales que parodian los anuncios de automóviles de lujo. La apuesta por lo absurdo y lo entrañable logra generar un contraste que atrae tanto la atención del consumidor como la de los medios especializados.

El Eduardo GT no es un producto aislado, sino parte del universo simbólico que KFC España ha construido alrededor de su personaje “Eduardo”, un muslito de pollo recurrente en sus comunicaciones. Esta continuidad refuerza la identidad de marca y apela a una audiencia que ha seguido estas campañas previas.

“KFC convierte un simple muslito de pollo en un objeto coleccionable con potencial de viralidad.”

El humor irónico se convierte en el motor emocional de la propuesta, mientras que la dinámica de coleccionismo y edición limitada añade un componente nostálgico que conecta con adultos jóvenes familiarizados con los juguetes promocionales de su infancia. La activación especial anunciada en Madrid, con una carrera de autos teledirigidos, fortalece aún más el vínculo experiencial con la comunidad.

Limitar la adquisición del juguete al uso de la app no solo promueve la descarga y actividad en esta plataforma, sino que también incrementa el tráfico en tiendas físicas, generando compras complementarias. Además, el carácter de producto limitado introduce un sentido de urgencia que suele potenciar la demanda estacional.

Aunque la campaña está diseñada para España y Portugal, la estrategia evidencia un potencial de adaptación a regiones como México, Argentina o incluso países andinos, donde la competencia entre cadenas de comida rápida es intensa y el público joven muestra alto interés por experiencias lúdicas, humorísticas y coleccionables. En mercados con un gasto navideño significativo en juguetes, este tipo de activaciones puede convertirse en una herramienta eficaz para capitalizar el consumo estacional.