Coyuntura

El sector privado boliviano apuesta por una nueva etapa de cooperación con el Gobierno de Rodrigo Paz

La economía boliviana atraviesa uno de sus momentos más desafiantes en la última década. La escasez de dólares, los problemas en el suministro de combustibles y la paralización de las importaciones han tensado el clima económico y social del país. Sin embargo, en medio de la incertidumbre, surge un mensaje de unidad que comienza a redefinir la relación entre el Estado y el sector productivo: la necesidad de trabajar “desde la misma vereda”, como afirmó el presidente de la Federación de Empresarios Privados de Santa Cruz (FEPSC), Óscar Mario Justiniano.

El primer encuentro entre el presidente electo Rodrigo Paz Pereira y los principales representantes empresariales del país marcó un nuevo tono de diálogo. Más que una simple reunión institucional, fue una muestra de disposición mutua para construir un plan económico conjunto que permita enfrentar la crisis con pragmatismo y visión de futuro.

Estamos en un momento crítico, con indicadores en rojo, pero con enorme capacidad de resiliencia.

Justiniano destacó que el empresariado no busca únicamente respuestas coyunturales, sino la construcción de un nuevo pacto económico nacional, sustentado en tres ejes fundamentales: estabilidad cambiaria, previsibilidad y seguridad jurídica. Según el dirigente, “sin esas condiciones básicas, no hay inversión posible”, recordando que la confianza jurídica es el primer paso para atraer capitales y generar empleo sostenible.

Esta visión coincide con las señales enviadas por el nuevo Gobierno, que ha expresado su interés en restablecer la confianza entre el Estado y los actores económicos. En palabras del líder empresarial, este encuentro “no fue una reunión más, sino un espacio para acordar una visión compartida del país”, donde el crecimiento económico sea una meta común y no un terreno de disputa.

Durante los últimos años, el diálogo entre el sector privado y el Estado estuvo marcado por tensiones, diferencias regulatorias y políticas que, según los empresarios, frenaron la productividad. Hoy, con una nueva administración al frente, la expectativa se centra en reconstruir la cooperación público–privada como un pilar clave para la recuperación.

Justiniano enfatizó que Bolivia cuenta con potencial productivo, talento humano y recursos naturales suficientes para salir adelante, siempre que exista un entorno de reglas claras y políticas sostenibles. “Estamos en un momento crítico, con indicadores en rojo, pero con enorme capacidad de resiliencia”, señaló.

La propuesta empresarial apunta a crear políticas de Estado que trasciendan los ciclos políticos, garantizando continuidad y estabilidad más allá de las gestiones gubernamentales. Este enfoque de largo plazo busca sentar las bases para un crecimiento inclusivo, donde las decisiones económicas no dependan de coyunturas, sino de una estrategia compartida que priorice el desarrollo y la generación de empleo.

Uno de los aspectos más valorados por los empresarios es la apertura mostrada por el presidente electo hacia nuevos mercados internacionales. La búsqueda de alianzas con países como Estados Unidos, Brasil, Chile y la Unión Europea abre la posibilidad de diversificar exportaciones, atraer inversiones y reposicionar la imagen de Bolivia como un socio confiable en la región.

En ese sentido, el sector privado considera que garantizar estabilidad macroeconómica y transparencia regulatoria será clave para que los inversionistas extranjeros vean al país como un destino seguro. Este escenario podría revitalizar industrias estratégicas como la agroindustria, la minería, la energía y el turismo, generando un efecto multiplicador sobre el resto de la economía.

El mensaje de Óscar Mario Justiniano resume el nuevo espíritu que busca consolidarse en la relación entre el Estado y el empresariado: “Lo que faltaba era un gobierno que nos acompañe. Con Rodrigo Paz hay señales de que eso puede cambiar.”

La economía boliviana atraviesa uno de sus momentos más desafiantes en la última década.

La cooperación, más que una opción, se presenta como la única vía sostenible para salir de la crisis. Si ambos sectores logran remar en la misma dirección —con visión, coherencia y voluntad política— Bolivia podría iniciar una nueva etapa de estabilidad y crecimiento.

En un país que ha demostrado resiliencia ante las adversidades, la unión entre el sector público y el privado podría ser el punto de partida de una transformación económica más profunda, capaz de convertir los desafíos actuales en oportunidades de futuro.

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