El sistema bancario boliviano avanza con solidez financiera y transformación digital

En un contexto desafiante, el sistema bancario de Bolivia ha demostrado un notable dinamismo durante el primer trimestre de 2025. Más allá de resistir las presiones del entorno económico, el sector ha mostrado avances concretos en inclusión financiera, transformación digital y solidez patrimonial. Estos logros no solo reflejan una gestión prudente, sino también una evolución constante hacia un modelo bancario más accesible, robusto y conectado con las necesidades de la población.
Crecimiento en créditos y depósitos: señales de recuperación y confianza
La cartera de créditos del sistema bancario alcanzó los $us 29.462 millones a marzo de 2025, con un crecimiento interanual del 5,4%. Este desempeño estuvo impulsado principalmente por el crédito empresarial (12%) y el microcrédito (6,4%), mientras que otros segmentos como el crédito de consumo y a pymes mostraron una expansión más moderada. En contraste, la cartera de vivienda de interés social retrocedió, reflejo de una regulación de tasas que no logra acompañar el riesgo actual.
El 91% de las transferencias interbancarias ya se realizan mediante QR Simple.
En paralelo, los depósitos del público ascendieron a $us 31.524 millones, con un crecimiento del 5,6%. Llama la atención el fuerte impulso de los depósitos a la vista y las cajas de ahorro, mientras que los Depósitos a Plazo Fijo (DPF) crecieron apenas un 0,9%, lo que podría limitar la capacidad de financiamiento de largo plazo para los bancos.
La moneda nacional gana terreno en las finanzas
Uno de los rasgos más marcados en la evolución del sistema financiero ha sido el aumento del uso de la moneda nacional tanto en créditos como en depósitos. El 99,8% de la cartera de créditos está en bolivianos, y los depósitos en moneda nacional crecieron un 7,7% interanual, mientras que los depósitos en dólares continúan cayendo. Esta tendencia responde a una preferencia del público por operar en la moneda local y a políticas que promueven su uso.
En solo tres meses se movieron más de $us 25.426 millones en transferencias electrónicas.
Patrimonio y previsiones: un sector cada vez más resiliente
El patrimonio bancario superó los $us 3.300 millones, con un crecimiento del 17,2% en el último año, impulsado por la reinversión de utilidades. Este fortalecimiento es crucial no solo para la expansión del crédito, sino también para absorber riesgos. De hecho, las previsiones alcanzaron $us 1.643 millones, cubriendo 1,7 veces la cartera en mora, una señal de prudencia financiera en medio de un entorno complejo.
Transformación digital e inclusión financiera: avances con impacto real
Uno de los aspectos más destacados del trimestre fue el avance de la digitalización. Las transferencias electrónicas interbancarias crecieron un 44,8% en valor y 129,1% en número de operaciones, alcanzando $us 25.426 millones en solo tres meses. El sistema QR Simple se consolidó como el canal más utilizado, representando el 91% del total de transferencias.
Lo más revelador es que más de la mitad de estas operaciones se realizaron por montos inferiores a Bs50, lo que demuestra que las soluciones digitales están llegando a transacciones cotidianas de bajo valor. Esta tendencia no solo facilita el acceso, sino que fortalece la inclusión financiera en amplios sectores de la población.
La moneda nacional representa el 99,8% de toda la cartera de créditos en Bolivia.
Por otro lado, el número de cuentas bancarias aumentó en 1,2 millones en el último año, y el 94,7% de los municipios del país ya cuenta con cobertura financiera, una muestra clara del compromiso del sector con la expansión geográfica.
El sistema bancario boliviano muestra signos claros de robustez, eficiencia y adaptación. Con un crecimiento sostenido en créditos y depósitos, mayor solidez patrimonial y una digitalización que no se detiene, la banca del país no solo se consolida como un pilar económico, sino también como un actor clave en la inclusión financiera.
Sin embargo, aún hay desafíos: la baja dinámica de los depósitos a plazo, el lento crecimiento de los prestatarios y las limitaciones normativas en segmentos sensibles como el de vivienda de interés social. Superarlos requerirá ajustes regulatorios, innovación continua y una mirada estratégica de largo plazo.
Bolivia avanza hacia un sistema financiero más fuerte, inclusivo y moderno. Y los datos del primer trimestre de 2025 no solo lo confirman, sino que proyectan un futuro prometedor si se mantienen los esfuerzos actuales.