Coyuntura

Financiamiento externo: el punto que divide a Paz y Quiroga en la carrera presidencial boliviana

En la recta final hacia las elecciones presidenciales, el debate económico en Bolivia ha cobrado un protagonismo inusual. La crisis prolongada por la falta de dólares, la inflación persistente y el desabastecimiento de combustibles han convertido la discusión sobre el modelo económico en el eje central de la contienda.

En este contexto, dos figuras con visiones liberales pero estrategias opuestas —Rodrigo Paz, candidato del Partido Demócrata Cristiano (PDC), y Jorge Quiroga, de Alianza Libre— expusieron sus propuestas durante el debate organizado por el Tribunal Supremo Electoral (TSE). Aunque ambos coinciden en la necesidad de reestructurar el aparato estatal y estimular la actividad privada, difieren profundamente en el camino para lograrlo.

Tanto Paz como Quiroga comparten la premisa de que el país necesita una reactivación económica basada en la reducción del gasto público, la flexibilización del tipo de cambio, reformas tributarias y una menor intervención estatal. Sin embargo, la divergencia central se encuentra en la fuente de financiamiento que cada uno considera prioritaria para estabilizar las cuentas nacionales.

Jorge Quiroga propone acudir de manera inmediata a organismos multilaterales, como el Fondo Monetario Internacional (FMI), para gestionar un préstamo de emergencia de hasta 12.000 millones de dólares. Con este capital, su plan apunta a reinyectar divisas en la economía, garantizar la importación de combustibles y frenar el aumento de los precios.

La coincidencia en el diagnóstico económico no disimula la diferencia esencial entre ambos proyectos: endeudarse para estabilizar o estabilizar para no endeudarse.

“Si no hay una inyección de dólares al inicio de la gestión, la inflación va a seguir subiendo”, advirtió el candidato durante el debate, asegurando que su propuesta permitiría devolver la confianza al sistema financiero en cuestión de meses. Su estrategia busca reactivar el flujo de dólares a través de créditos internacionales “baratos” que, según él, restablecerían la estabilidad cambiaria.

Por su parte, Rodrigo Paz apuesta por un enfoque de autocorrección interna antes de recurrir a nueva deuda externa. El senador considera que el país debe optimizar los recursos ya comprometidos, que ascienden a unos 3.500 millones de dólares, y mejorar la gestión fiscal bajo un principio de transparencia: “si no roban, la plata alcanza”.

Paz enfatiza que su prioridad será ordenar las finanzas públicas, revisar la estructura presupuestaria y evitar el endeudamiento excesivo, argumentando que los créditos internacionales, aunque necesarios, deberían ser un último recurso y no una dependencia estructural.

Ambos candidatos coincidieron en la necesidad de revisar dos políticas económicas críticas: el tipo de cambio fijo y los subsidios a los combustibles.
Bolivia mantiene una paridad oficial que, si bien busca contener la inflación, ha derivado en la aparición de un mercado paralelo del dólar, donde la divisa se cotiza a casi el doble del valor oficial.

En este punto, Quiroga propone liberar completamente el tipo de cambio, mientras que Paz sugiere aplicar una banda cambiaria controlada, con límites mínimos y máximos que permitan una transición ordenada.
Respecto a los subsidios, ambos plantean reducirlos, aunque con matices: Quiroga eliminaría la subvención en todos los sectores salvo el transporte público, mientras que Paz prefiere un ajuste gradual para evitar impactos sociales y productivos.

Estas medidas, según los analistas, marcan un viraje hacia políticas más orientadas al mercado, con un enfoque liberal que se distancia del modelo estatista impulsado por el actual gobierno.

La analista económica Luciana Jáuregui subraya que, aunque ambos candidatos presentan programas similares en diagnóstico y dirección, el contraste radica en “el grado de radicalidad con el que aplicarían las reformas”. Mientras Quiroga busca un shock financiero inmediato mediante deuda externa, Paz defiende una transición más prudente, enfocada en restaurar la eficiencia fiscal y la credibilidad institucional antes de comprometer nuevos préstamos.

Si no hay una inyección de dólares al inicio de la gestión, la inflación va a seguir subiendo.

El contexto no es menor: según una encuesta de Ciesmori publicada por Unitel, las principales preocupaciones ciudadanas son económicas. La escasez de combustible, el alza de precios y la falta de dólares encabezan la lista de inquietudes, seguidas de cerca por la corrupción pública.

En este sentido, el mensaje de Paz sobre la administración eficiente del gasto resuena entre quienes temen una nueva ola de endeudamiento. En cambio, la promesa de Quiroga de “devolver los dólares al sistema financiero en tres meses” apela a la urgencia de un sector que percibe que el tiempo para estabilizar la economía se agota.

La coincidencia en el diagnóstico económico no disimula la diferencia esencial entre ambos proyectos: endeudarse para estabilizar o estabilizar para no endeudarse.
Mientras Jorge Quiroga busca un rescate externo inmediato como punto de partida, Rodrigo Paz apuesta por la disciplina interna como vía de reconstrucción.

Ambas visiones, aunque liberales en esencia, proponen velocidades distintas para enfrentar una misma tormenta. La decisión final recaerá en los votantes, que en el próximo 19 de octubre de 2025 deberán definir no solo quién gobernará Bolivia, sino qué tipo de modelo económico guiará su futuro: uno sostenido por financiamiento externo o uno cimentado en la austeridad y la gestión eficiente de los recursos.

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