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Ingresos tributarios en América Latina y el Caribe: una mirada al retroceso frente al PIB en 2023

En 2023, América Latina y el Caribe (ALC) enfrentaron un escenario económico desafiante marcado por la desaceleración del crecimiento regional y la caída en los precios internacionales de las materias primas. Estos factores no solo impactaron la producción y la inversión, sino que también se reflejaron directamente en las finanzas públicas: la recaudación tributaria perdió terreno frente al Producto Interno Bruto (PIB).

De acuerdo con el informe Estadísticas Tributarias en América Latina y el Caribe 2025, elaborado por la Cepal y la OCDE, la presión tributaria promedio de la región alcanzó un 21,3% del PIB, cifra que supone una leve pero significativa disminución respecto al 21,5% registrado en 2022.

Si bien el descenso de 0,2 puntos porcentuales podría parecer marginal, lo cierto es que consolida una tendencia que devuelve a la región a niveles similares a los de 2019 (21,4%). Esto evidencia la dificultad de los países latinoamericanos para sostener una senda de recaudación estable en un contexto volátil y dependiente de factores externos.

El contraste con las economías de la OCDE es aún más notorio: allí, la relación impuestos/PIB alcanzó el 33,9% en 2023, lo que marca una brecha de más de 12 puntos porcentuales respecto a ALC.

“En 2023, la presión tributaria en ALC cayó al 21,3% del PIB, retrocediendo respecto a los niveles prepandemia.”

El descenso se explica principalmente por la reducción de los ingresos provenientes del impuesto sobre la renta, que bajaron en promedio 0,1% del PIB, y por la contracción de los aportes ligados a hidrocarburos y minería.

  • Hidrocarburos: los ingresos cayeron de 4,4% del PIB en 2022 a 3,9% en 2023.
  • Minería: la recaudación descendió de 0,74% del PIB en 2022 a 0,59% en 2023.

El informe también anticipa que en 2024 la tendencia descendente continuó, con ingresos estimados en 3,2% del PIB por hidrocarburos y 0,5% por minería.

“Chile y Perú registraron las mayores caídas en recaudación: 3,2 y 2,1 puntos porcentuales, respectivamente.”

Casos como Chile y Perú ilustran este fenómeno con claridad: en ambos países la presión tributaria se redujo de manera marcada (3,2 y 2,1 puntos porcentuales, respectivamente), debido a la combinación de menores precios de materias primas y un volumen inusual de reembolsos y créditos fiscales.

Aunque la recaudación de renta y recursos naturales disminuyó, se observaron algunos equilibrios parciales:

  • Las contribuciones a la seguridad social aumentaron ligeramente (0,1 puntos porcentuales).
  • Los impuestos sobre bienes y servicios permanecieron estables en términos relativos al PIB.

Un aspecto novedoso del informe es la inclusión de estadísticas armonizadas sobre ingresos no tributarios, es decir, aquellos que no provienen directamente de impuestos sino de otras fuentes como regalías, dividendos, intereses o venta de bienes y servicios estatales.

“Los ingresos por hidrocarburos descendieron a 3,9% del PIB y los de la minería a 0,59% en 2023.”

En promedio, estos ingresos representaron un 3,1% del PIB en 2023 para 22 países de la región. Sin embargo, las diferencias son significativas: Cuba lideró con un 11,6%, mientras que Perú se ubicó en el extremo inferior con apenas 0,4%. Entre 2019 y 2023, la participación de los ingresos no tributarios disminuyó 0,4 puntos porcentuales, lo que evidencia también una tendencia a la baja.

El retroceso en la relación ingresos tributarios/PIB durante 2023 revela la vulnerabilidad fiscal de América Latina y el Caribe ante fluctuaciones externas, especialmente en el mercado de materias primas. La caída en la recaudación por renta y recursos naturales deja en evidencia la necesidad de diversificar las fuentes de financiamiento estatal y fortalecer la capacidad tributaria interna.

Si bien el leve incremento en las contribuciones a la seguridad social y la estabilidad de los impuestos sobre bienes y servicios ofrecen un respiro, no compensan la pérdida estructural de ingresos en sectores estratégicos.

La experiencia de 2023 y las estimaciones para 2024 subrayan un desafío central: cómo lograr sistemas fiscales más resilientes que reduzcan la dependencia de los commodities y aseguren recursos estables para el desarrollo económico y social de la región.

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