La confianza en los equipos de trabajo se construye

En una profunda conversación con una alta ejecutiva de una de las más importantes empresas multinacionales, tratábamos de encontrar la auténtica razón por la que ella había tenido un crecimiento constante y veloz en la estructura organizacional. De un puesto inicial como analista evolucionó a una jefatura, una gerencia local, luego un puesto regional y ahora en un rol de dirección con responsabilidad global de uno de los negocios clave
Luego de ir explorando diferentes planos, llegamos a una conclusión: desde el primer momento fue considerada como una profesional confiable. Su palabra, su juicio crítico, sus puntos de vista, así como su integridad y capacidad para conectarse con los demás siempre fueron valorados. Concordábamos en cómo esa construcción fue incrementándose constantemente, a base de la coherencia y consistencia, de generar resultados observables, de saber decir que no cuando era oportuno, de escalar los temas que así lo ameritaban, pero también de hacerse responsable de aquellos proyectos que tenía a su cargo y tener la generosidad para preocuparse en todo momento por los demás. Medida, precisa, profunda, equilibrada, con las palabras justas para cada situación, generando relaciones de valor, con conocimientos técnicos sólidos que luego se fueron expandiendo a otras áreas del negocio. Ella lo sintetizaba en tres palabras: valores, criterio y conexión.
Y en estos tiempos que vivimos, el modelo de liderazgo ha evolucionado del control que se ejercía tradicionalmente (representado por la presencialidad) a la confianza que debemos generar y tener en los otros (cuando estamos a distancia no podemos controlar, y si no confiamos, difícilmente logremos los objetivos establecidos.
Lograr que los otros confien en uno es un enorme desafio, difícil de generar y que se puede perder rápidamente. David Maister, Charles Green y Robert Galford, los autores del libro El asesor confiable, definen la confianza como un valor intangible, muy valioso y binario: o confiamos en la otra persona o no, no hay términos medios.
Los tres factores de la confianza
La credibilidad es el primer elemento, entendido como la solidez y conocimiento que se tiene sobre un tema. Hablar de lo que se sabe y tener la humildad para expresar cuando uno no sabe. Esto se multiplica por la confiabilidad, componente que se relaciona con ser consecuente y honrar los compromisos: si me comprometo a realizar una actividad y cumplir con un plazo, lo hago; y si no puedo cumplirlo, lo anticipo, me disculpo y recontrato, evitando sorpresas y disgustos. Y ambos se multiplican por la cercanía, descrita como relaciones próximas, abiertas y de aceptación. Credibilidad x confiabilidad x cercanía. Destaquemos que si alguno de los tres es cero, el resultado también lo serà.
Estos elementos se dividen por la «orientación a sí mismo», es decir, por la intensidad con que la persona se ocupa de sus propios asuntos y necesidades y el margen que deja para las preocupaciones por el otro o por el equipo. Cuanto más nos preocupemos por nosotros mismos, menos confianza generamos.
la racionalidad se refiere a que los demás creen en nuestro juicio y competencia, entienden que sabemos realmente de los temas y que nuestras reacciones y recomendaciones son apropiadas, centradas, direccionadas. Tenemos capacidad analítica y conocemos de los temas. Finalmente, explican a la empatía como la creencia de que nos preocupamos por los demás y nos comprometemos con la relación.
Si creamos condiciones de confianza que permitan a los diversos miembros del equipo expresar sus perspectivas, mayor seguridad psicológica impulsaremos, por lo que tanto la diversidad, la inclusión, la colaboración, la creatividad como la innovación se verán beneficiadas, lo que repercutirá en mejores resultados. En los tiempos que estamos transitando, los grandes ganadores son los lideres que establecen empatia con su equipo, que pueden edificar relaciones de confianza reciproca, que brindan apoyo a sus equipos y escuchan sus necesidades.
Fuente: infobae.