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La deuda mundial marca un nuevo récord: causas, riesgos y perspectivas

La deuda global ha alcanzado un nuevo máximo histórico, superando los 337 billones de dólares al cierre del segundo trimestre de 2025. Este crecimiento, que refleja una aceleración en los niveles de endeudamiento tanto en economías avanzadas como emergentes, genera interrogantes sobre la sostenibilidad financiera mundial y el margen de maniobra de los gobiernos y empresas frente a un escenario económico aún incierto.

El informe más reciente del Instituto de Finanzas Internacionales (IIF) revela que, solo en los primeros seis meses del año, la deuda global aumentó en más de 21 billones de dólares. Entre los países que más contribuyeron a este incremento destacan China, Estados Unidos, Francia, Alemania, Reino Unido y Japón. Una parte de este aumento, sin embargo, estuvo asociada a la depreciación del dólar, que desde inicios de año se debilitó cerca de un 10% frente a una cesta de divisas internacionales.

Este comportamiento recuerda al registrado en el segundo semestre de 2020, cuando las políticas expansivas aplicadas en respuesta a la pandemia provocaron un salto sin precedentes en los niveles de endeudamiento mundial. Hoy, aunque la coyuntura es diferente, la relajación de las condiciones financieras, junto con posturas monetarias más flexibles de varios bancos centrales, ha vuelto a abrir espacio para la expansión del crédito.

“La deuda global alcanzó los 337.7 billones de dólares en el segundo trimestre de 2025, un máximo histórico.”

El ratio deuda/PIB global se sitúa ligeramente por encima del 324%, un indicador que mide la capacidad de los países para pagar sus compromisos en relación con su producción. Aunque en promedio este índice ha mostrado una leve tendencia a la baja, ciertos países exhiben señales de alerta. Canadá, China, Arabia Saudita y Polonia registraron los aumentos más significativos en su deuda respecto a su PIB, mientras que en naciones como Irlanda, Japón y Noruega la relación se redujo.

En los mercados emergentes, la deuda alcanzó un récord de más de 109 billones de dólares, con un ratio equivalente al 242% de su PIB, lo que constituye una marca histórica. Además, el IIF advierte que estas economías deberán enfrentar amortizaciones de bonos y préstamos por casi 3.2 billones de dólares antes de que finalice 2025, un reto que podría tensionar aún más sus finanzas públicas y privadas.

Un punto de especial atención es el caso de Estados Unidos, donde el endeudamiento a corto plazo representa alrededor del 20% del total de la deuda pública y cerca del 80% de las emisiones del Tesoro. Este esquema, basado en la constante refinanciación de vencimientos, aumenta la vulnerabilidad frente a variaciones en las tasas de interés y condiciones de financiamiento globales.

La cifra récord de deuda mundial refleja tanto las necesidades de financiamiento derivadas de la coyuntura reciente como la dependencia estructural de muchas economías respecto al crédito. Si bien la debilidad del dólar y la flexibilización de la política monetaria han facilitado esta expansión, el desafío central radica en la sostenibilidad a largo plazo.

La historia muestra que niveles elevados de endeudamiento no siempre implican crisis inmediatas, pero sí condicionan las opciones de política económica y aumentan la exposición a choques externos. Para los mercados emergentes, el peso de los próximos vencimientos se convierte en una prueba de resiliencia. Y para las economías avanzadas, la necesidad de equilibrar crecimiento con disciplina fiscal será crucial para evitar que el endeudamiento se transforme en un lastre estructural para la estabilidad global.