La nueva estrategia fiscal de Donald Trump: un giro regulatorio para restringir beneficios a migrantes

La política migratoria de Estados Unidos ha experimentado constantes redefiniciones en las últimas décadas, pero bajo la administración de Donald Trump, estas transformaciones adquieren una dimensión más restrictiva y acelerada. En noviembre de 2025, el Departamento del Tesoro anunció una serie de regulaciones fiscales que buscan limitar el acceso de inmigrantes indocumentados y algunos extranjeros a créditos tributarios financiados por contribuyentes estadounidenses. Estas medidas, además de alinearse con la agenda migratoria del presidente, generan profundas interrogantes sobre sus alcances sociales, económicos y legales.
Un cambio regulatorio con un claro trasfondo político
La administración Trump ha consolidado una narrativa basada en la protección de beneficios federales para ciudadanos estadounidenses. En este contexto, el Departamento del Tesoro reveló nuevas reglas que restringen el acceso a créditos tributarios reembolsables, como el Crédito Tributario por Ingreso del Trabajo, el Crédito Tributario Adicional por Hijos, el Crédito Tributario de Oportunidad Estadounidense y el Crédito Tributario para Ahorradores.
Según el comunicado oficial, estas acciones buscan “impedir que los inmigrantes indocumentados se apropien de beneficios fiscales destinados a los ciudadanos estadounidenses”, reforzando así la línea dura que caracterizó al gobierno de Trump desde su primer mandato.
“Las nuevas regulaciones buscan impedir que inmigrantes indocumentados accedan a créditos financiados por contribuyentes estadounidenses.”
El anuncio también destaca la coordinación entre la Oficina de Política Tributaria del Tesoro y el Servicio de Impuestos Internos (IRS), una alianza técnica destinada a garantizar que esta reforma no solo se apruebe, sino que pueda ejecutarse sin vacíos legales.
La base jurídica: PRWORA y el precedente de 1996
Para comprender el alcance de las nuevas restricciones, es imprescindible revisar la Ley de Reconciliación de la Responsabilidad Personal y las Oportunidades de Trabajo (PRWORA), promulgada en 1996. Esta normativa transformó el sistema de asistencia pública en Estados Unidos, sustituyendo programas ilimitados por esquemas temporales y condicionados, como la Subvención Global para Asistencia Temporal a Familias Necesitadas (TANF).
La ley introdujo restricciones severas, entre ellas:
- Prohibición de asistencia a quienes hayan recibido ayuda estatal en los últimos 60 días.
- Obligaciones educativas y de supervisión para padres adolescentes solteros.
- Exclusión permanente de beneficios para quienes hayan sido condenados por delitos graves relacionados con drogas.
- Participación obligatoria en actividades laborales para adultos que reciban financiamiento durante más de dos años.

Si bien PRWORA ya limitaba ciertos accesos, permitía que extranjeros que cumplieran con estos requisitos optaran a algunos créditos fiscales. La reforma propuesta por Trump da un paso más allá al redefinir estos créditos como beneficios reservados exclusivamente para ciudadanos estadounidenses, eliminando cualquier margen para extranjeros con estatus migratorio irregular o incompleto.
Implicaciones económicas y sociales
La exclusión de migrantes de estos créditos fiscales representa no solo un cambio normativo, sino también un giro en la arquitectura de protección social estadounidense.
Por un lado, los defensores de la medida sostienen que evitará el uso “inadecuado” de fondos públicos y fortalecerá la percepción de equidad fiscal entre los contribuyentes. Por otro lado, las organizaciones proinmigrantes advierten que esta política podría profundizar la vulnerabilidad de miles de familias mixtas —hogares donde conviven ciudadanos estadounidenses con familiares sin estatus migratorio regular—.
“La administración Trump apunta a reservar beneficios fiscales exclusivamente para ciudadanos, eliminando los márgenes que antes tenían ciertos extranjeros.”
Además, la medida se suma a un conjunto de estrategias destinadas a restringir la presencia y permanencia de migrantes en el país, lo que podría generar efectos colaterales en el mercado laboral, la formalización del empleo y la economía local en regiones con alta dependencia de mano de obra extranjera.
Hacia 2026: un calendario acelerado para una reforma controversial
El Departamento del Tesoro anunció que las nuevas regulaciones se presentarán en los próximos días y que su entrada en vigor está proyectada para inicios de 2026, una fecha que sugiere la intención del gobierno de avanzar rápidamente antes de posibles bloqueos políticos o legales.
El proceso incluirá una revisión jurídica del Departamento de Justicia y podría desencadenar litigios por parte de grupos de defensa de migrantes o incluso gobiernos estatales que dependen de programas federales para atender a comunidades vulnerables.
La decisión del gobierno de Donald Trump de restringir créditos fiscales a inmigrantes indocumentados y otros extranjeros evidencia un endurecimiento de la política migratoria a nivel estructural. Si bien la administración argumenta que estas medidas protegen el erario público y refuerzan el cumplimiento normativo, sus implicaciones sociales y económicas podrían ser profundas, especialmente para miles de familias que viven en una compleja intersección entre la legalidad fiscal y la realidad migratoria.
El verdadero impacto de esta reforma no solo dependerá de su implementación técnica, sino de su capacidad para resistir el escrutinio legal y político que sin duda enfrentará en los próximos meses.
