Tecnología

¿Modo oscuro o claro? La ciencia revela que va más allá de una preferencia estética

En los últimos años, la posibilidad de elegir entre modo oscuro o modo claro se ha convertido en una característica estándar en los dispositivos móviles y aplicaciones más utilizadas. Instagram, WhatsApp, Gmail o incluso los sistemas operativos Android e iOS permiten al usuario decidir qué interfaz usar según su gusto o comodidad. Pero lo que muchos no saben es que esta elección no es solo cuestión de estilo, sino que puede tener implicaciones visuales, cognitivas y emocionales.

Un grupo de investigadores de la Mondragon Unibertsitatea, en España, se propuso ir más allá de la apariencia. Su objetivo fue analizar qué efectos tiene cada modo en la mente de las personas y cómo influye en su experiencia diaria frente a las pantallas. Para ello, realizaron un estudio con 141 participantes de entre 18 y 61 años, quienes usaron aplicaciones populares como Google, Word, Instagram y YouTube tanto en modo oscuro como en modo claro.

Lejos de ser una simple función de personalización, la preferencia entre modo oscuro o claro refleja una relación más profunda entre tecnología, mente y bienestar visual.

A través del Test de Asociación Implícita (IAT) —una herramienta de psicología social que permite medir las asociaciones automáticas del cerebro—, descubrieron que los usuarios tienden a asociar el modo claro con sensaciones de orden, seguridad y profesionalismo. Aunque la diferencia fue ajustada, el modo claro se impuso ligeramente como la opción “más positiva” en la mente de los usuarios.

Uno de los hallazgos más interesantes del estudio es que hombres y mujeres no perciben igual la interfaz visual.

  • El 54,8 % de los hombres mostró preferencia por el modo oscuro, valorando su estilo, su estética moderna y la sensación de concentración que transmite.
  • En cambio, el 53,2 % de las mujeres optó por el modo claro, principalmente por razones funcionales, como una mejor legibilidad y facilidad para distinguir elementos visuales.

Esto sugiere que la elección del modo no solo responde a una moda o una tendencia tecnológica, sino también a diferencias perceptivas y cognitivas entre usuarios.

Más allá de las preferencias personales, los expertos también advierten sobre los efectos del brillo y el contraste en la salud ocular. En ambientes con poca luz, el modo oscuro puede reducir la fatiga visual y ayudar al cerebro a prepararse para el descanso, especialmente antes de dormir. Sin embargo, en condiciones de alta luminosidad, el fondo oscuro puede exigir mayor esfuerzo de lectura y generar incomodidad.

Otro aspecto técnico que respalda su popularidad es la eficiencia energética: en pantallas OLED, el modo oscuro puede extender la duración de la batería, ya que los píxeles negros consumen menos energía que los blancos.

El debate entre modo oscuro y claro no tiene una respuesta universal. Los expertos coinciden en que la elección ideal depende del contexto:

  • En entornos bien iluminados o durante el día, el modo claro resulta más cómodo y natural para la vista.
  • En espacios oscuros o al final de la jornada, el modo oscuro contribuye a un descanso visual y reduce el impacto del brillo en el cerebro.

Los usuarios tienden a asociar el modo claro con sensaciones de orden, seguridad y profesionalismo.

También influyen factores como el tipo de pantalla, la sensibilidad visual y los hábitos de uso. Por ejemplo, alguien que pasa muchas horas leyendo o trabajando con textos podría beneficiarse más del modo claro, mientras que un usuario que revisa redes sociales por la noche preferirá el modo oscuro por comodidad y estética.

Lejos de ser una simple función de personalización, la preferencia entre modo oscuro o claro refleja una relación más profunda entre tecnología, mente y bienestar visual. El estudio de la Mondragon Unibertsitatea deja claro que nuestras decisiones frente a la pantalla no son casuales: cada color, contraste o brillo afecta nuestra percepción, concentración e incluso nuestro estado de ánimo.

Por eso, más que elegir uno u otro, los expertos recomiendan adaptar la configuración del dispositivo al momento del día, al entorno y a las necesidades personales. En un mundo donde las pantallas nos acompañan casi todo el tiempo, aprender a usarlas a nuestro favor puede ser una forma sencilla de cuidar la salud digital y mental.

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