Siete académicos al frente de la Fundación Cultural del BCB: una apuesta por la sostenibilidad y la pluralidad cultural

La renovación del Consejo de Administración de la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia (FC-BCB) marca un momento estratégico para la gestión del patrimonio cultural del país. La designación de siete figuras destacadas del ámbito académico, artístico y de la gestión cultural no solo responde a un relevo institucional, sino que evidencia una apuesta por fortalecer la sostenibilidad, la diversidad de enfoques y la proyección a largo plazo de una de las entidades culturales más importantes del Estado boliviano.
En un contexto donde la preservación de la memoria histórica y la producción cultural enfrentan desafíos financieros, tecnológicos y sociales, el nuevo Consejo asume un rol clave en la redefinición de prioridades y estrategias culturales.
Un liderazgo académico con enfoque multidisciplinario
La presidencia del Consejo recae en Alejandra Echazú Conitzer, académica con formación doctoral en Literatura y una trayectoria que combina docencia universitaria, gestión cultural y experiencia internacional. Su perfil sintetiza una visión contemporánea de la cultura: articulada entre la investigación, la formación académica y la gestión institucional, elementos fundamentales para una política cultural sostenible.
“La sostenibilidad cultural se convierte en el eje central para garantizar la continuidad de las instituciones patrimoniales.”
El resto del Consejo refleja una composición plural que integra historia, patrimonio, comunicación, literatura, artes escénicas y gestión cultural. Figuras como Rossana Barragán, historiadora con reconocimiento internacional, o Alicia Cortés, especialista en patrimonio cultural inmaterial y comunicación digital, aportan una mirada técnica y crítica sobre la conservación y difusión del patrimonio en la era digital.
Esta diversidad disciplinaria no es menor. Permite abordar la cultura no solo como expresión artística, sino como un sistema complejo que involucra memoria, identidad, educación, tecnología y desarrollo social.
Cultura, memoria y gestión: más allá de la administración
Uno de los aspectos más relevantes de esta designación es el énfasis en retomar los principios fundacionales de la FC-BCB. El llamado del presidente del Banco Central a dotar de sostenibilidad a la institución revela una preocupación estructural: la necesidad de que la gestión cultural trascienda coyunturas políticas y garantice continuidad a largo plazo.
La Fundación administra espacios emblemáticos como la Casa de la Libertad, el Museo Nacional de Arte, el Museo Nacional de Etnografía y Folklore y el Archivo y Biblioteca Nacionales de Bolivia, entre otros. La conducción de estos espacios exige no solo sensibilidad cultural, sino capacidades técnicas para la planificación, conservación, investigación y acceso público.

En este sentido, la presencia de gestores culturales con experiencia en proyectos educativos, bicentenarios y procesos de memoria histórica sugiere una orientación hacia una cultura más participativa y conectada con la ciudadanía.
El valor estratégico de la pluralidad cultural
La incorporación de artistas y creadores, como el escritor Homero Carvalho o el director teatral Freddy Chipana, introduce una dimensión clave: la voz de la creación cultural viva. Esta combinación entre academia y práctica artística puede fortalecer el diálogo entre patrimonio, producción contemporánea y transformación social, especialmente en un país caracterizado por su diversidad cultural y plurinacionalidad.
Además, la inclusión de perfiles con experiencia en comunicación y educación cultural abre oportunidades para renovar las formas de divulgación del patrimonio, acercándolo a públicos jóvenes y ampliando su impacto social.
“La diversidad disciplinaria del nuevo Consejo permite pensar la cultura como memoria, identidad, educación y desarrollo social.”
La conformación del nuevo Consejo de Administración de la Fundación Cultural del BCB representa más que un cambio de autoridades: simboliza una oportunidad para consolidar una política cultural sólida, plural y orientada al futuro. La presencia de siete académicos y gestores culturales con trayectorias complementarias refuerza la idea de que la cultura requiere liderazgo especializado, visión estratégica y compromiso institucional.
En un escenario donde el patrimonio cultural enfrenta riesgos de fragmentación y desfinanciamiento, este Consejo tiene el desafío de convertir la diversidad de saberes en una fortaleza operativa. Su éxito dependerá de la capacidad de articular memoria histórica, innovación cultural y sostenibilidad institucional, contribuyendo así a que la cultura siga siendo un pilar del desarrollo social y simbólico de Bolivia.
