Smartphones sin castigo arancelario… por ahora: el respiro momentáneo en medio de una tormenta comercial

Por un instante, los teléfonos inteligentes y monitores se salvan del fuego cruzado entre Washington y Pekín. Pero la tregua parece tener fecha de caducidad.
En un movimiento inesperado, el gobierno de Estados Unidos anunció que los ‘smartphones’, monitores y otros dispositivos electrónicos clave no serán alcanzados —por ahora— por los llamados “aranceles recíprocos” impulsados por la Administración Trump. La medida, detallada en un comunicado de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), se perfila como un alivio temporal tanto para los consumidores estadounidenses como para los gigantes tecnológicos que dependen de la manufactura asiática.
Esta exención no es definitiva. Los productos tendrán un gravamen específico pronto”, advirtió el secretario de Comercio, Howard Lutnick.
La decisión llega en medio de una escalada de tensiones comerciales con China, que amenaza con redefinir el mapa global del comercio tecnológico. “Esta exención no es definitiva. Los productos tendrán un gravamen específico pronto”, advirtió el secretario de Comercio, Howard Lutnick, dejando claro que se trata más de una pausa táctica que de una marcha atrás.
El listado de productos exentos incluye semiconductores, unidades flash, pantallas planas y tarjetas de memoria, entre otros. Todos aquellos bienes que ingresen a EE.UU. o hayan salido de sus lugares de origen desde el 5 de abril podrán acogerse a esta dispensa. Y aunque se presenta como una decisión técnica, el trasfondo es eminentemente estratégico.
Apple, por ejemplo, ha visto sacudida su valoración en bolsa desde que el 2 de abril se anunciaron los nuevos aranceles. Ha perdido más de 640.000 millones de dólares en valor de mercado, siendo superada por Microsoft como la empresa más valiosa del mundo. No es para menos: más del 90 % del ensamblaje de sus iPhones y el 80 % de sus iPads ocurre en China, según Wedbush Securities.
Desde que se anunciaron los nuevos aranceles, Apple ha perdido más de 640.000 millones de dólares en valor de mercado.
«Esta medida elimina por ahora una enorme nube negra sobre el sector tecnológico», declaró Dan Ives, jefe de análisis en Wedbush, quien destacó que las grandes tecnológicas no tienen muchas opciones: sus cadenas de suministro están ancladas en Asia.
Pero el alivio viene acompañado de una sombra más grande: el presidente Trump no ha mostrado clemencia con China. De hecho, elevó los aranceles a productos chinos hasta un 145 %, combinando un impuesto del 125 % con un gravamen previo del 20 %. Una respuesta inmediata de Pekín ha encendido las alarmas sobre una posible guerra comercial a gran escala.
Por ahora, el consumidor estadounidense esquiva un aumento en el precio de los gadgets más demandados del mercado. Pero el margen es frágil y la amenaza se cierne como una tormenta en el horizonte. Si las negociaciones no prosperan, los dispositivos que hoy se salvan podrían ser mañana los primeros en pagar la factura de esta pugna global.