En su 60 aniversario, Gatorade recupera uno de los elementos más representativos de su historia: la botella de vidrio. Este envase, recordado por generaciones que lo vieron en canchas, entrenamientos y transmisiones deportivas, retorna en una edición limitada que no solo busca celebrar el pasado, sino resignificarlo. En un momento en el que lo retro vuelve a ganar espacio en la cultura visual, la marca recurre a este objeto tangible para activar una conexión emocional profunda con su audiencia.
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