El presupuesto del Ejecutivo en 2025: expansión sostenida y desafíos en la gestión de recursos públicos

Introducción
El Gobierno boliviano presentó para 2025 un presupuesto agregado de más de 176,5 mil millones de bolivianos destinado al Órgano Ejecutivo, lo que representa un crecimiento del 15,2% respecto al año anterior. Esta cifra consolida una tendencia ascendente desde 2022, año en el que se registró el nivel más bajo de asignación presupuestaria de la gestión de Luis Arce. Sin embargo, más allá del incremento de recursos, el debate se centra en la eficiencia de su uso, especialmente cuando parte de las inversiones en empresas públicas no se ha traducido en resultados tangibles
Desarrollo
Uno de los aspectos más visibles en la evolución presupuestaria es el comportamiento del Ministerio de la Presidencia, que al inicio del actual mandato contaba con un presupuesto de 205 millones de bolivianos. En 2022 y 2023 esa cifra se duplicó, alcanzando más de 430 y 450 millones respectivamente, y aunque en 2024 y 2025 se observó un ajuste, el monto no bajó de los 347 millones. Este crecimiento sostenido refleja cómo la administración central refuerza sus recursos internos, aunque también despierta cuestionamientos sobre la necesidad y pertinencia de tales incrementos.
Otros ministerios con presupuestos significativos son Gobierno, que pasó de 4.108 millones en 2021 a 4.912 millones en 2025, así como Defensa y Salud, ambos superando los 3.300 millones. En contraste, áreas como Minería y Metalurgia (35 millones), Cultura (45 millones) y la Vicepresidencia (46 millones) se mantienen con presupuestos mucho más reducidos, lo que refleja un patrón de prioridades estatales más orientado hacia la seguridad, la administración política y los servicios sociales básicos, que hacia el fomento cultural o la diversificación productiva.
El Tesoro General de la Nación también ha experimentado un crecimiento importante, alcanzando 161 mil millones de bolivianos en 2025, lo que supone un incremento de 46,8 mil millones respecto a 2021. Sin embargo, el debate más profundo no se limita a cuánto se gasta, sino a cómo se gasta.
Una parte significativa del presupuesto se ha destinado a la creación de empresas públicas. Bajo la gestión de Luis Arce se contabilizan 202 proyectos de este tipo, con una inversión superior a 29,4 mil millones de bolivianos, de los cuales más de un centenar aún no han sido entregados. Críticos de esta política advierten que se repite el patrón de gobiernos anteriores, como el de Evo Morales, en el que se destinaron más de 230 mil millones a la creación de 53 empresas públicas, varias de ellas deficitarias y al menos cuatro cerradas definitivamente. Ejemplos emblemáticos son Boltur, Enatex o la fundidora Sank’ayu, que absorbieron cuantiosos recursos sin generar el impacto esperado en la economía.
Conclusión
El presupuesto 2025 reafirma la línea de expansión del gasto público en Bolivia, con un énfasis en ministerios estratégicos y en la continuidad del modelo de industrialización estatal. No obstante, los datos sobre empresas públicas que no llegan a operar cuestionan la sostenibilidad de esta estrategia. El desafío de la gestión actual no solo está en asignar mayores recursos, sino en garantizar que cada boliviano invertido genere retornos económicos y sociales concretos. De lo contrario, el crecimiento del presupuesto puede convertirse en una cifra llamativa en papel, pero poco efectiva en resultados para la población.