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Elon Musk asegura que el robot Optimus podría erradicar la pobreza mundial.

Durante una reciente conferencia con analistas y medios internacionales, Elon Musk volvió a sorprender al mundo al afirmar que su robot humanoide Optimus, junto con la conducción autónoma, podría marcar el inicio de una era sin pobreza y con acceso universal a una atención médica avanzada. De acuerdo con información de Forbes, el CEO de Tesla describió este avance como el comienzo de una “abundancia sostenible”, una etapa en la que la inteligencia artificial y la automatización serían herramientas para garantizar equidad y bienestar global. Sin embargo, aunque su discurso fue visionario, muchos expertos señalaron la falta de detalles sobre cómo ese ambicioso objetivo podría materializarse.

Musk presentó a Optimus como algo más que un logro de ingeniería: un símbolo de transformación social. Según el empresario, la automatización avanzada puede liberar a las personas del trabajo manual, permitiendo que los recursos básicos —como vivienda, alimentación y salud— sean accesibles para todos. “Creemos que con Optimus y la conducción autónoma se puede crear un mundo sin pobreza”, declaró Musk, asegurando que el robot incluso podría desempeñarse como cirujano o asistente médico en el futuro. Para el fundador de Tesla, este es el paso hacia una sociedad donde la tecnología se convierte en aliada de la justicia social y no solo del desarrollo industrial.

Elon Musk presentó a Optimus como algo más que ingeniería: un símbolo de transformación social.

Sin embargo, el entusiasmo de Musk no está exento de controversia. El propio magnate reconoció que llevar a Optimus al mercado es una tarea “increíblemente difícil”, especialmente en el desarrollo de manos robóticas tan hábiles como las humanas. Tesla prevé lanzar la versión V3 del robot en 2026, la cual —según Musk— “no parecerá un robot, sino una persona en un traje de robot”. A pesar de las expectativas, analistas advierten que la falta de información sobre los impactos laborales y sociales de una automatización masiva genera incertidumbre. Expertos como Kate Crawford, de la Universidad del Sur de California, señalan que “la automatización sin políticas redistributivas sólidas no erradica la pobreza, la concentra”, advirtiendo sobre el riesgo de ampliar la brecha económica global.

El debate se intensifica en un contexto complejo para Tesla, que enfrenta demandas legales y cuestionamientos sobre transparencia. Mientras Musk promete un futuro de abundancia y equidad, la empresa se encuentra bajo investigación por supuestos fraudes relacionados con sus robotaxis. Esta contradicción entre el idealismo del discurso y los desafíos corporativos ha llevado a varios economistas, como David Autor del MIT, a insistir en que las grandes promesas tecnológicas deben estar acompañadas de regulaciones éticas y compromisos reales con la sostenibilidad: “No basta con prometer un futuro sin pobreza si no se explican los mecanismos para lograrlo”, afirmó.

El desafío no solo consiste en desarrollar robots más humanos, sino en construir un sistema más humano con la ayuda de la tecnología.

El futuro que plantea Musk, aunque inspirador, sigue envuelto en incertidumbre. La automatización, si se gestiona de forma ética e inclusiva, podría redefinir el progreso económico y social del siglo XXI. Pero sin políticas de redistribución, educación y protección laboral, el robot Optimus podría representar más una utopía de élite tecnológica que una solución real a la pobreza estructural. Por ahora, el desafío no solo consiste en desarrollar robots más humanos, sino en construir un sistema más humano con la ayuda de la tecnología.

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