Industria farmacéutica boliviana enfrenta una caída del 30% en producción por falta de divisas

La industria farmacéutica boliviana atraviesa un momento crítico. La escasez de divisas y el encarecimiento del tipo de cambio en el mercado paralelo están afectando directamente la producción de medicamentos, generando impactos significativos tanto en el acceso a tratamientos como en la estabilidad del sector laboral. Según la Cámara de la Industria Farmacéutica Boliviana (Cifabol), la reducción en la producción alcanza el 30%, mientras que la oferta de medicamentos para el mercado institucional ha caído hasta un 50%.
El sector farmacéutico depende de importaciones de materias primas desde países como India, China y naciones europeas para sostener su producción. Para cubrir estas necesidades y garantizar la continuidad de la fabricación durante al menos seis meses, se requieren aproximadamente 45 millones de dólares cada trimestre. La falta de estos recursos financieros limita no solo la producción, sino también la participación de la industria nacional en los procesos de contratación institucional, donde los plazos de entrega inmediata son cada vez más difíciles de cumplir.
«La producción de medicamentos cayó un 30% y la oferta institucional disminuyó hasta un 50%.»
Josip Lino, gerente de Cifabol, señala que la industria produce medicamentos para las principales patologías —desde desinflamatorios y digestivos hasta antigripales—, pero los fármacos destinados a enfermedades crónicas, como el cáncer, deben ser importados, evidenciando la necesidad de inversión en producción oncológica local. La disminución en la fabricación de medicamentos también repercute en el empleo: más de 7.000 familias dependen directamente del sector y otras 11.000 de manera indirecta.
Aunque la aprobación de arancel cero para la importación de medicamentos en 2024 ofreció un alivio parcial, los sobrecostos de importación superaban el 130%, y el beneficio solo estuvo vigente durante un año. Además, los precios referenciales de compras institucionales, calculados con base en un tipo de cambio oficial de 6,96 bolivianos por dólar, ya no reflejan la realidad actual, donde el dólar se cotiza entre 12 y 12,78 bolivianos. Esta diferencia complica aún más la planificación y sostenibilidad del sector.

La industria farmacéutica boliviana enfrenta un desafío estructural que va más allá de la escasez de divisas: requiere ajustes en políticas de importación, inversiones estratégicas en producción de medicamentos críticos y actualización de precios de referencia en las compras institucionales. De no abordarse estas problemáticas, la capacidad del país para garantizar el abastecimiento de medicamentos esenciales y oncológicos podría verse comprometida, afectando tanto la salud de la población como la estabilidad de un sector que genera miles de empleos directos e indirectos.
El futuro de la industria farmacéutica boliviana dependerá de la coordinación entre el Gobierno y el sector privado, así como de decisiones estratégicas que permitan asegurar producción sostenible, competitiva y accesible para todos los bolivianos.