Nestlé sacude el tablero aplicando despido fulminante de su CEO por quebrar el código ético

El mundo corporativo global se vio sorprendido tras el anuncio de Nestlé de destituir a su director ejecutivo, Laurent Freixe, apenas un año después de asumir el cargo. La decisión no se debió a resultados financieros ni a estrategias empresariales, sino a la ruptura del código de conducta interno de la compañía: una relación sentimental no declarada con una subordinada. La medida pone de relieve cómo la gobernanza y la ética empresarial se han convertido en pilares inquebrantables para las multinacionales en un contexto donde la confianza pública es tan valiosa como los balances financieros.
Golpe duro para Nestlé
Freixe, ejecutivo francés con más de cuatro décadas en Nestlé, había sido nombrado CEO en septiembre de 2024, en un momento complejo para la multinacional suiza. Su ascenso buscaba, entre otros objetivos, dar un nuevo rumbo a líneas de negocio afectadas por controversias, especialmente las relacionadas con las marcas de agua. A pesar de su corto paso por el cargo, logró estabilizar algunas operaciones y encaminar estrategias de crecimiento, lo que hacía prever un ciclo de gestión más duradero.
Sin embargo, la revelación de una relación romántica con una colaboradora, no reportada según las normas internas de Nestlé, precipitó una salida inmediata y sin margen de negociación. En palabras de Paul Bulcke, presidente del consejo de administración, la decisión era “necesaria” para preservar los valores y principios de la compañía. El mensaje es claro: en organizaciones con alcance global, la transparencia no es opcional, incluso en asuntos que pertenecen al ámbito personal.
La decisión no se debió a resultados financieros ni a estrategias empresariales, sino a la ruptura del código de conducta interno de la compañía.
El relevo recae en Philipp Navratil, quien lleva más de veinte años en la empresa y ha dirigido divisiones clave como el negocio de café y Nespresso, además de haber consolidado la presencia de Nestlé en Latinoamérica. Su designación refuerza la tendencia de la empresa a apostar por perfiles internos con experiencia transversal, capaces de garantizar continuidad sin perder la brújula de la ética corporativa.
Futuro y valores de Nestlé
El caso de Freixe se convierte en un recordatorio de que, en la actualidad, la ética pesa tanto como los resultados financieros. Nestlé, con más de 160 años de historia, presencia en 188 países y una facturación anual cercana a los 100.000 millones de euros, no puede permitirse grietas en su reputación. El despido no solo marca un punto de inflexión para la compañía, sino que también lanza una advertencia al sector corporativo: las reglas de integridad son tan estratégicas como la innovación o la rentabilidad.
El futuro de Nestlé estará ahora en manos de Navratil, quien deberá no solo consolidar el rumbo financiero, sino también mantener intactos los valores que la empresa coloca en el centro de su identidad global.