Gestión del Talento Humano

Task Masking: La Estrategia Silenciosa de la Generación Z para Simular Productividad

En un entorno donde la productividad es un estándar de evaluación constante, la Generación Z ha desarrollado una nueva estrategia para equilibrar su carga de trabajo sin ser penalizados: el task masking. Esta técnica, que consiste en aparentar estar ocupado sin realmente incrementar la producción, ha tomado fuerza en el ámbito laboral, especialmente con el retorno a las oficinas.

Si bien la transición del teletrabajo a la presencialidad buscaba garantizar mayor control sobre las actividades de los empleados, los jóvenes han encontrado formas creativas para mantener una percepción de alto rendimiento sin verse sobrecargados. Desde caminar con documentos en mano hasta teclear ruidosamente, el task masking se ha convertido en un método común para evitar la asignación de tareas adicionales.

El 70% de quienes admiten practicar esta técnica afirman que su productividad no ha disminuido; al contrario, aseguran que cumplen con sus objetivos de manera eficiente. Sin embargo, la necesidad de demostrar actividad constante revela una problemática más profunda en los modelos de trabajo actuales.

Para muchos, la jornada de ocho horas se ha vuelto obsoleta frente a la automatización y el avance tecnológico. Completar tareas en menos tiempo no siempre es recompensado, sino que a menudo resulta en una mayor carga laboral sin un incremento salarial. En este contexto, el task masking surge como una estrategia de autodefensa, permitiendo a los empleados evitar la sobrecarga sin comprometer sus responsabilidades.

Aunque esta práctica puede parecer inofensiva, genera un nivel de estrés considerable. Mantener una apariencia constante de actividad puede derivar en burnout, afectando tanto al trabajador como al desempeño general de la empresa. Esto plantea un desafío para los líderes organizacionales, quienes deben reconsiderar los esquemas tradicionales de trabajo.

El debate sobre la productividad real versus la percepción de esfuerzo está más vigente que nunca. La solución podría estar en adoptar modelos laborales más flexibles, donde los resultados sean más importantes que la cantidad de horas trabajadas. De esta manera, se fomentaría un entorno donde la eficiencia sea reconocida sin la necesidad de recurrir a estrategias como el task masking.

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