Bolivia escala al top 2 de exportadores de cuero de reptil en América Latina con una fórmula de sostenibilidad y valor agregado

Cuando se habla de exportaciones bolivianas, lo primero que suele venir a la mente son minerales, soya o gas. Sin embargo, detrás de escena, el país está dando pasos firmes en sectores poco tradicionales que combinan sostenibilidad, artesanía y valor agregado. Uno de los casos más sobresalientes es el del cuero de reptil, donde Bolivia ha logrado posicionarse como el segundo mayor exportador de América Latina, con una demanda creciente desde algunos de los mercados más exigentes del mundo.
Una cadena de valor que une sostenibilidad, tradición y lujo
Entre 2020 y 2024, Bolivia exportó casi 35 toneladas de cuero de lagarto, una cifra que genera no solo impacto económico (alrededor de 3 millones de dólares), sino también reconocimiento internacional. Esta actividad se concentra principalmente en Santa Cruz, y representa un modelo de negocio exitoso que conjuga el uso responsable de la biodiversidad, técnicas tradicionales de curtido y un enfoque moderno hacia los estándares de calidad y trazabilidad global.
La exportación de cuero de reptil combina aprovechamiento sostenible con calidad artesanal boliviana.
Los principales destinos de estas exportaciones reflejan el nivel alcanzado:
- Estados Unidos lidera las compras con más de 800 mil dólares.
- México, otro gran actor regional, supera los 600 mil dólares.
- Italia, epicentro de la moda de lujo, ha adquirido más de 650 mil dólares desde 2022.
- Japón, por su parte, ha sido un comprador constante, con adquisiciones que superan los 147 mil dólares.
Este cuero no se utiliza en productos comunes. Su destino son artículos de alta gama, como carteras, bolsos, cinturones, zapatos y complementos exclusivos que requieren un nivel superior de detalle, acabado y durabilidad. De esta forma, el trabajo de manos bolivianas termina formando parte de colecciones de lujo en las capitales de la moda.
Bolivia exportó casi 35 toneladas de cuero de lagarto entre 2020 y 2024, generando cerca de 3 millones de dólares.
Más allá de las cifras, lo destacable es la visión detrás de esta industria. La exportación de cuero de reptil en Bolivia se desarrolla bajo normativas de aprovechamiento sostenible y conservación, reguladas y controladas por instituciones especializadas. Esto no solo garantiza la protección de especies como el Caiman yacare, sino que además permite generar empleo local, encadenamientos productivos y reputación positiva en mercados donde el consumidor exige ética y transparencia.
Este logro demuestra que Bolivia tiene la capacidad de transformar sus recursos naturales en productos competitivos, que no solo generan divisas, sino que construyen reputación y generan desarrollo. La clave está en sumar calidad, sostenibilidad y visión de largo plazo.
Sectores como este deben servir de inspiración para otras industrias: cuando se trabaja con responsabilidad, se apuesta por la innovación y se respeta el entorno, los productos bolivianos no solo cruzan fronteras, sino que conquistan vitrinas de lujo.