Tecnología

¿Deberías tener un clon de IA de ti mismo? El experimento de Tyler Denk y el futuro del liderazgo digital

La inteligencia artificial ya no solo asiste en tareas mecánicas o análisis de datos: ahora también puede replicar la esencia de una persona. Esta nueva frontera ha sido explorada recientemente por Tyler Denk, fundador de Beehiiv, quien presentó su propio clon de IA. Su ejemplo plantea una pregunta intrigante: ¿y si pudieras delegar una parte significativa de tu trabajo a una versión digital de ti mismo?

Tyler Denk no es un desconocido en el ecosistema tecnológico. Al frente de Beehiiv, una plataforma de boletines informativos en rápido ascenso, Denk ha consolidado una voz influyente dentro del mundo de los emprendedores. Pero ahora esa voz también habla a través de DenkBot, una versión digital entrenada con su escritura, entrevistas, publicaciones y hasta la documentación técnica de su empresa.

Delphi no crea asistentes de IA: crea réplicas digitales que conservan el tono, el conocimiento y la visión.

Este clon, desarrollado por la startup Delphi, permite a los suscriptores de su newsletter Big Desk Energy interactuar directamente con él sin tener que revisar decenas de textos. Pueden hacer preguntas, recibir consejos o aclarar dudas como si hablaran con el propio Denk. Aunque suene a ciencia ficción, este experimento responde a una necesidad muy concreta: la escasez de tiempo de los líderes modernos.

Delphi, la empresa detrás de esta tecnología, ha captado el interés de más de 1.600 usuarios de pago desde su fundación en 2021. Su propuesta no es crear simples asistentes de IA, sino réplicas digitales fieles que capturen el conocimiento, el tono y la lógica de quienes las entrenan. Y no se trata solo de automatizar respuestas: el objetivo es conservar la visión estratégica de sus clientes y convertirla en un recurso interactivo.

Dara Ladjevardian, CEO de Delphi, sostiene que los usos más poderosos de estos clones están en el mundo empresarial. Los ejecutivos pueden cargar documentos clave, discursos o presentaciones, y obtener como resultado un clon capaz de entrenar nuevos empleados, mantener la alineación de equipos o incluso generar contactos comerciales. De hecho, el propio clon de Ladjevardian le notifica cada vez que conversa con alguien que podría ser un colaborador potencial o una figura influyente.

Uno de los retos clave al crear un clon de IA es evitar que se desvíe del comportamiento esperado: lo que en el mundo de la IA se conoce como «alucinaciones». Para ello, Delphi ha implementado una “puntuación de creatividad”, una especie de regulador que define cuánta libertad tiene el clon para improvisar respuestas. Con una puntuación baja, el clon se limita a repetir información conocida. Con una puntuación alta, puede tomar decisiones y responder como lo haría su modelo humano, con margen para errar… y aprender.

Esta configuración otorga al usuario un control detallado sobre el equilibrio entre precisión y adaptabilidad, permitiéndole decidir si su clon debe ser un archivo parlante o un asistente con criterio propio.

Aunque Denk no ha formalizado una colaboración con Delphi, el potencial para creadores de contenido como él es evidente. Tener un clon que entienda su estilo y filosofía de trabajo puede ofrecer una forma de escalar su presencia sin multiplicar sus horas laborales. Especialmente en campos como la educación, el liderazgo empresarial o el asesoramiento digital, estos dobles virtuales permiten mantener la relación directa con las audiencias sin requerir presencia constante.

Esta tecnología no solo responde preguntas, también entrena empleados y genera oportunidades comerciales.

Esta tendencia ya se expande más allá de las startups. MasterClass ha lanzado clones de instructores famosos como Gordon Ramsay y Mark Cuban, mientras que incluso una cadena de cafeterías, Le Pain Quotidien, ha creado un clon de su fundador. Google, por su parte, investiga qué ocurre con estos avatares cuando sus originales humanos mueren, planteando el inquietante concepto de “fantasmas generativos”.

El caso de Tyler Denk no solo ilustra el potencial de la clonación de IA, sino que nos obliga a repensar cómo compartimos y preservamos nuestra experiencia. Para muchos líderes, la idea de entrenar a un asistente que piensa y responde como ellos podría marcar la diferencia entre el crecimiento sostenible y el agotamiento profesional. Sin embargo, como toda herramienta poderosa, su impacto dependerá de cómo se utilice.

Más allá del espectáculo tecnológico, esta tendencia abre una nueva dimensión del liderazgo: uno donde la influencia ya no requiere presencia física, y donde la voz de un fundador puede seguir guiando a su comunidad incluso cuando está offline. La pregunta ahora no es si puedes tener un clon de ti mismo. Es si estás listo para confiarle una parte de tu legado.

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